Todo en las personas no son problemas, y tampoco enfermedades mentales.
Muchas, van viviendo y aprendiendo, superando los retos y manejando las adversidades, se recuperan de las experiencias dramáticas y tienen el don de adaptarse a sus vidas.
El dolor enseña y transforma. Y es que además la gente también tiene amor e inteligencia, fortalezas y resiliencia.