En el pasado fue
una problemática más común entre mujeres, y actualmente está presente en muchos
hombres. Debido a causas múltiples como pueden ser enfermedades varias,
alteraciones en los niveles hormonales y/o desequilibrios.
Descartados los orígenes por enfermedad, la inapetencia abunda entre los hombres con estrés laboral, personal, de pareja, familiar, social, ya que el estrés produce altos niveles de cansancio físico y agotamiento psíquico, es decir todo el conjunto del síndrome del estrés con el exceso de preocupaciones que conlleva puede prácticamente anular la energía para las relaciones íntimas.
La falta de horas de sueño por las obligaciones del día a día, o por insomnio, querer dormir y no poder, una alimentación desequilibrada y la ausencia de ejercicio físico son elementos que alteran las necesidades sexuales básicas.
También como consecuencia de la ingesta de drogas legales, exceso de alcohol, tabaco, antidepresivos, ansiolíticos etc… Por otro lado en muchos casos, el consumo de drogas ilegales suele tener unos efectos devastadores para el desarrollo óptimo de la sexualidad.
A veces otros factores pueden interferir como el hábito de haberse masturbado durante años y la ausencia de interés por compartir otros métodos con la pareja.
Además pueden existir desacuerdos en las posturas favoritas para cada uno y esto puede desmotivar sabiendo previamente que la mujer tiene otras preferencias y el hombre descarta participar, o bien porque la mujer presente múltiples exigencias y el hombre lo perciba agotador.
En otras ocasiones la falta de deseo en los hombres tiene sus orígenes en el padecimiento de disfunciones sexuales, eyaculación precoz, falta de erección, y todo ello le angustia y le hace sentir mal, así prefiere evitarlo.
Otro factor central en lo inherente a la falta de deseo es la depresión que se acompaña de tristeza, apatía, angustia, ansiedad, negatividad, agotamiento y falta de interés por todo, incluido lo sexual.
En otros casos el problema se presenta por la muerte o enfermedad grave de alguna persona querida y en el proceso de duelo por la pérdida y el dolor que se sufre, va surgiendo la inapetencia.
También existe otro factor influyente en este problema, y es importante subrayar que aún está presente en algunos hombres el hecho de haberlo asociado con pecado y el castigo del infierno, según cuentan, que les dijeron de pequeños, puesto que en algunos casos fue inculcado desde niños y preadolescentes y no siempre se ha tenido la oportunidad de liberarse de las asociaciones culpabilizantes, lo cual genera múltiples sentimientos de culpa y temor al castigo y esto bloquea la excitación.
En conjunto una serie de problemas psico-neuro-bio-psico-sociales que interfieren con la función sexual e incapacitan al hombre para desarrollar las relaciones de pareja que desea o espera la mujer.
En el momento presente, debido al avanzado desarrollo de la especialidad psicológica de Terapia Sexual, que la suele aplicar el especialista en sexualidad, sí tiene buen pronóstico. En estos últimos años se observa en estas consultas un incremento de solicitudes para el trastorno de falta de deseo sexual en los hombres, no solo porque para su seguridad y autoestima implica un factor de realización importante sino porque las mujeres han avanzado en el despertar sexual y ni se quedan calladas ni consienten todo de forma pasiva aguantando y soportando como hace años.
Actualmente son ellas las que suelen dar el primer paso para solicitar cita en la consulta de Terapia Sexual y llegado el caso no tienen inconveniente en separarse si la situación no se resuelve.
Y así está ocurriendo en muchos casos que no se preocuparon por solucionarlo a tiempo. En la pareja, lo sexual no es lo fundamental, pero su ausencia implica el fin de la relación.
Descartados los orígenes por enfermedad, la inapetencia abunda entre los hombres con estrés laboral, personal, de pareja, familiar, social, ya que el estrés produce altos niveles de cansancio físico y agotamiento psíquico, es decir todo el conjunto del síndrome del estrés con el exceso de preocupaciones que conlleva puede prácticamente anular la energía para las relaciones íntimas.
La falta de horas de sueño por las obligaciones del día a día, o por insomnio, querer dormir y no poder, una alimentación desequilibrada y la ausencia de ejercicio físico son elementos que alteran las necesidades sexuales básicas.
También como consecuencia de la ingesta de drogas legales, exceso de alcohol, tabaco, antidepresivos, ansiolíticos etc… Por otro lado en muchos casos, el consumo de drogas ilegales suele tener unos efectos devastadores para el desarrollo óptimo de la sexualidad.
A veces otros factores pueden interferir como el hábito de haberse masturbado durante años y la ausencia de interés por compartir otros métodos con la pareja.
Además pueden existir desacuerdos en las posturas favoritas para cada uno y esto puede desmotivar sabiendo previamente que la mujer tiene otras preferencias y el hombre descarta participar, o bien porque la mujer presente múltiples exigencias y el hombre lo perciba agotador.
En otras ocasiones la falta de deseo en los hombres tiene sus orígenes en el padecimiento de disfunciones sexuales, eyaculación precoz, falta de erección, y todo ello le angustia y le hace sentir mal, así prefiere evitarlo.
Otro factor central en lo inherente a la falta de deseo es la depresión que se acompaña de tristeza, apatía, angustia, ansiedad, negatividad, agotamiento y falta de interés por todo, incluido lo sexual.
En otros casos el problema se presenta por la muerte o enfermedad grave de alguna persona querida y en el proceso de duelo por la pérdida y el dolor que se sufre, va surgiendo la inapetencia.
También existe otro factor influyente en este problema, y es importante subrayar que aún está presente en algunos hombres el hecho de haberlo asociado con pecado y el castigo del infierno, según cuentan, que les dijeron de pequeños, puesto que en algunos casos fue inculcado desde niños y preadolescentes y no siempre se ha tenido la oportunidad de liberarse de las asociaciones culpabilizantes, lo cual genera múltiples sentimientos de culpa y temor al castigo y esto bloquea la excitación.
En conjunto una serie de problemas psico-neuro-bio-psico-sociales que interfieren con la función sexual e incapacitan al hombre para desarrollar las relaciones de pareja que desea o espera la mujer.
En el momento presente, debido al avanzado desarrollo de la especialidad psicológica de Terapia Sexual, que la suele aplicar el especialista en sexualidad, sí tiene buen pronóstico. En estos últimos años se observa en estas consultas un incremento de solicitudes para el trastorno de falta de deseo sexual en los hombres, no solo porque para su seguridad y autoestima implica un factor de realización importante sino porque las mujeres han avanzado en el despertar sexual y ni se quedan calladas ni consienten todo de forma pasiva aguantando y soportando como hace años.
Actualmente son ellas las que suelen dar el primer paso para solicitar cita en la consulta de Terapia Sexual y llegado el caso no tienen inconveniente en separarse si la situación no se resuelve.
Y así está ocurriendo en muchos casos que no se preocuparon por solucionarlo a tiempo. En la pareja, lo sexual no es lo fundamental, pero su ausencia implica el fin de la relación.