miércoles, 28 de junio de 2017

DESARROLLANDO TU INTELIGENCIA EMPRENDEDORA (III)


Y además este tipo de inteligencia se nutre de factores como esfuerzo, sabiduría y en consecuencia, suerte.  

Ya que las personas con sabiduría son inteligentes y conocen que la perseverancia y el esfuerzo les llevan a experimentar para ir delimitando sus objetivos. 

Sabrán estudiar la realidad del contexto para evaluar si el negocio es  rentable, se prepararán para adquirir los conocimientos específicos de su empresa, irán desarrollando su poder de gestión,  y ser ávidos descubridores de las oportunidades de su entorno. 

Y lo más importante, capacidad para experimentar y practicar como resultado del conjunto de su personalidad. Y así probando se desarrolla la experiencia para tomar decisiones y afinando en los objetivos. 

Observando, escuchando, aprendiendo, experimentando, decidiendo y probando. A la vez todo es estudiado y aplicado. 

Con lo cual, ser emprendedor no implica lanzarse, es un proceso de aprender y seguir con todos los sentidos, en un ejercicio de interrogar, escuchar, responder y cuando hace falta desconectar para observar los negocios en la distancia y así volver a experimentar. 

Entonces la inteligencia emprendedora, implica el potencial de la propia dinámica que va desarrollando al emprendedor, es la carrera de fondo la que le otorga esa habilidad. 

Y estas dimensiones acompañadas de su inteligencia intuitiva, materializando la propia visión, con decisión y certezas. 

Y a estos niveles el miedo le sobra, ya que el recorrido hasta aquí, es la ley de la vida: aprender, practicar, analizar resultados, eliminar errores, modificar lo necesario, y volver a experimentarlo y practicar.