Este conjunto de heridas psicológicas, no solo las
padecen las personas con esta enfermedad, en otras pueden tener diferentes
manifestaciones, y por todo ello, no son ni más ni menos que un ser humano más,
que está buscando de forma equivocada compensar su sufrimiento.
Lo más
inteligente es solucionar cada sujeto sus carencias y así poder sentirse mejor
y tener una vida de más calidad.
Rosemary Conley, afirma que “perder peso sin
el apoyo de otras personas es mucho más difícil”, y siendo la meta de adelgazar
una experiencia tan solitaria, con frecuencia se pierde el interés.
Además se
requiere un tiempo de trabajo personal para que no sea algo superficial y con
efecto rebote.
La terapia psicología, se convierte en la solución para cada
persona obesa, en función de su trayectoria y características.
En algunos casos
es consecuencia de una ruptura de pareja, roces en la familia, en otros por
depresión, ansiedad, angustia, estrés.
También es frecuente la obesidad en
personas sin horizonte en la vida, conflictos en el trabajo o amigos. Se trata
de desarrollar el compromiso del paciente consigo mismo, a la vez que logra
motivarse y ganar más interés y seguridad.
Las estrategias de actuación
personalizadas, ayudan al sujeto con obesidad a que solucione sus heridas, carencias
y trastornos emocionales.
La evolución en su trayectoria le permite conseguir
sus metas, creciendo más en autoestima, creyendo en sí mismo, con madurez y
confianza. Su imagen corporal se va transformando a mejor, mientras él va aprendiendo
el manejo de sus emociones, sus relaciones y su vida.
Todo fluye hacia los
objetivos. Superando su confusión emocional aprenderá a elegir lo que más le
conviene en cada momento.
Cuando siente más interés y motivación por él mismo, será
más responsable con todo lo que come, aprenderá a dirigir su vida, decidiendo
desde su momento actual y así estando presente controlará más todos los
aspectos, de pareja y relaciones familiares, laborales y ocio. Más feliz en su
vida.