La persona celosa padece sentimientos y estados de ansiedad y sobre todo
mucho miedo a perder a la pareja que tiene y “posee”, o así lo cree.
Sufre gran
desconfianza y sospecha permanentes, que le llevan a infinitud de preguntas y
comprobaciones, discusiones y conflictos frecuentes.
Esta situación deteriora
irreversiblemente la relación, pues la pareja lo vive como un acoso y no suele
soportar esa presión.
Para el celoso, la vida se vuelve una locura con esos
pensamientos obsesivos y paralizadores, con temor a perder a la persona que “cree
que ama”, se vuelve muy controlador y prácticamente tortura al otro, con su
confusión y caos, (Jacques Cardonne denominaba a los celos, “el vicio de la
posesión”).
La persona celosa no es que esté más enamorada o lo suyo sea un
inmenso amor, más bien es una persona enferma psicológicamente, muy preocupada
por sí misma, sin importarle hacer daño a la persona amada.
Predomina la
inseguridad, baja autoestima, terror a la soledad y también se ha descontrolado
su necesidad de posesión del otro, no ha aprendido a tener unas relaciones
democráticas donde ambos participan, es una persona que tiene que dirigir y
mandar.
A veces los estados de celos ni siquiera se producen por la pena de
perder a la otra persona, sino por el qué dirán...(SIGUE)...