En las relaciones íntimas, como en otros aspectos de la vida, actualmente existe infinita información. En internet hay fotos, películas, documentos escritos, de todo, incluso la simulación de cómo si uno lo estuviera haciendo.
Además de la gran comunicación entre los jóvenes. El ocultismo y el mito ya se va diluyendo con las generaciones y se va transformando en otras realidades. Cuando se encuesta a los jóvenes, pasados los diecisiete, la manifestación más frecuente sobre la primera vez, va en la línea de cierta vergüenza, timidez, inseguridad de si estará a la altura de las circunstancias, los nervios, que pensará el otro... pero en conjunto no lo ven como tan determinante.
Piensan que si no sale tan bien a la primera, habrá otras y así la posibilidad de mejorar. Las mujeres (como siempre) desean un chico más dulce y más cariñoso y sobre todo, estar enamoradas de él. Los chicos también prefieren que sea la chica que les gusta y que quieren.
Quitando alguna situación dificultosa, donde los nervios jueguen una mala pasada, y la chica se bloquee y tenga dolor, en general si está lo suficientemente excitada y con ello lubricada, no tiene desgarros –manifiestan en algún caso especial- y todo va sobre la marcha. Como expresan, molesta o duele un poco pero a la vez gusta. Y las siguientes más, dicen.
En el caso del chico, el problema de que se acelere demasiado, puede tener peores consecuencias para ambos. Así que relajación, respirar hondo y no tan a prisa. En otras ocasiones hay problemas de otra índole. El alcohol.
Primero se coge la borrachera –según cuentan- y luego sin haber planificado nada acaban enrollándose y teniendo relaciones que pueden ser con la pareja, o con un amigo, un conocido, o un desconocido. Y en general con alcohol, suele ser sin preservativo. Por eso acuden a la pastilla del día después. Y aquí está una fuente de problemas de contagio del VIH, u otras enfermedades.
Es cierto que todos desearían que esta primera vez fuera algo bonito, para recordar con felicidad. Y como piensan muchos si eso no ocurre, ya vendrán otras y para seguir aprendiendo y evolucionando.
Afortunadamente ya pasó a la historia el hecho de que si una mujer no sangra, es que no es virgen y entonces, con quien lo habrá hecho antes ¡. Ahora se demuestra que una mujer, en esos momentos, tratada con cariño, un tiempo de caricias, ternura y amor, la propia naturaleza va relajando los músculos, las hormonas juegan su función, la lubrificación llega y todo ello da lugar a una mayor suavidad y mejor desplazamiento.
Aunque al principio sea más justito el lugar, obviamente no es preciso sangrar, como decían antes los que se creían dueños de la presa, con las ansias de control de la mujer, de su presente, su futuro y su pasado.
Aunque por desgracia, los esquemas ancestrales siguen ubicados en muchas personas, lo mejor es la evolución de la humanidad, con la información tanto escrita como en imágenes que contribuye a transformar mitos en realidades.
Y si bien, otros vendrán, estos ya no existen. Cuando unos jóvenes de 14, 15, 16 o 17, se lanzan a la aventura, disponen de más datos. Eso sí, el momento sigue siendo altamente especial por la vergüenza de compartir sus íntimidades, las fuertes emociones que conlleva, todo junto, excitación, miedo a lo nuevo.
Pero también con unos horizontes de superación y manejo de la situación, a diferencia del pasado, en muchos casos con un trauma para toda la vida.