Tal vez lo mejor que deseas ahora en tu vida, no es precisamente cambiar totalmente, sino llevar contigo lo que sí aprecias y valoras de ti, y dejar ir todos esos componentes de tu ser que te están trayendo problemas y te convierten la vida en una carga.
Si te ha llegado el momento de la decisión, te interesa mucho buscar unas razones poderosas, tus razones, algo que te toque el corazón y tenga sentido fundamental para ti.
Ahora ya tienes los fundamentos necesarios, la motivación y la decisión.
Y para llegar a la acción, es decir al hecho en sí mismo, de modificar lo que quieres para adentrarte en el proceso y caminar hasta el fin, qué necesitas...?
Lo primero:
Tener y desarrollar una continuidad, no un día en el calendario, estar en esa frecuencia del deseo y la decisión del cambio de manera activa, diaria, precisa...
Algunos dicen que eso duele mucho, que tiene sus cicatrices y que para avanzar algo hay que sufrir...
Sí, tal vez para esos sea cierto, aunque existen otros caminos con más luz:
-Cuando tú has decidido cambiar, tienes tus razones, ya venías sufriendo bastante y amargándote la vida, por ello cada paso hacia el cambio genera más fuerza y te produce más alegría.
-Tu inteligencia te apoya, te informa anticipadamente de dos aspectos claves, primero que estás trabajando por lo que deseas y segundo, que es la forma de conseguir.
-Los pequeños avances se convierten en certezas emocionales que fortalecen tu decisión.
Entonces.......dónde están el dolor, las cicatrices y tanto esfuerzo del que hablan por ahí...
Mejor céntrate en tu vida y gestiona con tus propias referencias, esa es la clave...siente la energía de tus decisiones y la sencillez del paso a paso...ahí reside la fuerza...