La evolución y los progresos.
Los sabios de la humanidad argumentan que ser felices, disfrutar de paz, y
tener satisfacciones en la vida, es el
resultado de vivir en un equilibrio. Asunto algo difícil de alcanzar pero no
imposible.
Pues bien, si para conseguir ese equilibrio, el ser humano necesita
haber desarrollado y evolucionado con los diversos componentes, o factores o
áreas de personalidad, está claro que se necesita ir creciendo llevando a todos
esos aspectos de la mano. Uno bien puede ser un brillante orador, que como no
haya alcanzado un mínimo equilibrio emocional, en amores puede sufrir un
infierno.
Igualmente hay ingenieros, o empresarios, un largo etc… que si bien
trabajando “geniales”, en habilidades sociales, o cuestiones intrapersonales,
ni idea.
E igualmente ocurre en lo masculino y femenino. Parece que las
cualidades entendidas a lo largo de los años “masculinas”, como la fuerza, la
capacidad de lucha, la agresividad, la dureza, la capacidad de mando, el poder;
y a su vez las otorgadas a lo “femenino”, como la ternura, el cariño, la
sensibilidad, el afecto, la sensualidad, el amor, el cuidado de los hijos y
otras… constituyen de forma integrada, los componentes de una persona más
evolucionada.
Cuando ya se ha demostrado que para disfrutar de un mayor equilibrio,
satisfacción, autorrealización, la persona necesita armonizar tanto las
características de lo masculino, con las otras de lo femenino, véase la ternura
–en su momento- con la capacidad de luchar en la vida; o la capacidad de mando
y organización con la sensibilidad; no beneficiaría para nada, tratar de crecer
exclusivamente en las tradicionales, limitándose a las categorizadas según el
género, siglos atrás.
El año 2013, no es como el 1680 (Descartes), y las personas tampoco.
Como demuestran todos los psicólogos interaccionistas. Si bien los valores
humanos permanecen: el amor, la comprensión, la tolerancia, la paz, entre
otros, los modos y la manera para llevarlos a cabo ha variado, al menos en su
forma. Y la esencia y la forma están intrínsicamente unidas, pero también
ambas, en interacción con el entorno (1970, Ludwig von Bertalanffy).
Hoy en
día, la evolución de la humanidad va por unos horizontes más variados, donde
por lo que se viene constatando, un hombre, bien que sea luchador y que le
guste el poder, pero las mujeres disfrutarán más a su lado si también es
tierno, poeta y sensual. A su vez equivalente en las mujeres. Por ello, el ser
humano, que necesita moverse en un mundo complejo, interactuar con el medio en
variados niveles, lo tendrá más fácil y más real si pone su intención (Dr.
Wayne W. Dyer), en desarrollar todas sus cualidades, ampliando su mente en
todas las direcciones. En la sociedad actual, existe la androginia, y ello va así, con la evolución.
Y por ello, hoy sería una tara ponerle el límite a alguien
utilizando actitudes educativas en la línea de: “eso es de niñas”, o no hagas
eso que es de “marimachos”. Parece que la delimitación: hombres, mujeres, ya
forma parte de la historia pasada.
Las personas, o sea los seres humanos,
tienen derecho en la vida a ir decidiendo –el derecho a la libertad e
independencia- al menos en lo personal e íntimo, sobre su vida -¿Quién si no?
¿el padre, la madre, los vecinos, los amigos, a quién preguntamos para que nos
de permiso?, ¡incluso siendo mayores!.
La preocupación por mantener una
demarcación clara hombres mujeres, ya ha variado. Hoy es una evidente realidad
guste o no, que haya personas diferentes en cuanto a la elección de su amor
hacia el mismo género o hacia el otro, esto, siempre existió por ello digo “hoy
es evidente”. Y como tal es una oportunidad para que los ciudadanos coetáneos
aprendamos algo más sobre la comprensión, la tolerancia, el respeto y el amor
hacia otros seres humanos, diferentes sí, pero por qué no, muy respetables.
¿Son personas: sí?; entonces de donde viene tanto incomodo. Parece según decía
Freud que esos malestares de algunas gentes, hasta pueden venir de los
propios conflictos sin resolver que algunos tienen. Respeto a la diversidad.