Cuando una persona tiene una tendencia generalizada e injustificada a interpretar las acciones de los demás como deliberadamente malintencionadas, se denomina trastorno paranoide de la personalidad.
Aunque en general no presentan alucinaciones o delirios, en circunstancias de mucho estrés y/o angustia, sí llegan a desarrollar una certeza exagerada de lo que suponen y pueden tener problemas de relación muy importantes.
Las características más destacadas van en la dirección siguiente: sospechan, sin base suficiente, que los demás los están perjudicando, explotando, dañando o engañando y con malas intenciones hacia ellos.
Se obsesionan con dudas injustificadas sobre la lealtad y confianza de amigos o asociados; no confiar en otros teniendo un miedo injustificado a que la información sea utilizada en su contra; interpretan hechos o acontecimientos con significados de desastre.
Suelen guardar resentimiento de por vida; les cuesta mucho perdonar cualquier detalle o falta por parte de otro. Malinterpretan como ataques a su persona circunstancias neutras, y rápidamente reacciona con enfado o contraatacan; siempre están con la sospecha recurrente y sin justificación sobre la fidelidad de sus cónyuges o parejas sexuales, lo cual lleva a múltiples problemas en la relación de pareja.
Suelen culpar a los demás de los problemas en sus relaciones y no son conscientes de cómo ellos mismos los crean. En general están siempre atentos y vigilantes porque piensan que cualquiera puede atacarles de un modo u otro en cualquier momento y por ello siempre están a la defensiva. Ante la conducta de los demás, sacan conclusiones rápidas y son reacios a considerar explicaciones alternativas, con una rigidez exagerada de pensamiento.
Pueden reaccionar con gran intensidad ante hechos sin transcendencia, ya que los interpretan como graves amenazas. Soportan mal las bromas, interpretándolas como un insulto grave o un desprecio hacia ellos y reaccionan enfadándose y contraatacando, incapaces de ver los aspectos humorísticos de las situaciones.
Es como si vivieran constantemente en una situación de grave riesgo donde no hay lugar para bromas.Con serias dificultades para relajarse en las relaciones con los demás, consideran que si bajan la guardia los otros aprovecharán la ocasión para hacerles daño o perjudicarles de algún modo.
Es como si vivieran constantemente en una situación de grave riesgo donde no hay lugar para bromas.Con serias dificultades para relajarse en las relaciones con los demás, consideran que si bajan la guardia los otros aprovecharán la ocasión para hacerles daño o perjudicarles de algún modo.
Suelen ser personas hipersensibles que se sienten heridas con facilidad. En las relaciones de pareja tienen problemas para mostrar intimidad y sentimientos de ternura y sufren celos enfermizos.
En general la personalidad paranoide, proyecta sus propios conflictos y hostilidades hacia otros, los conflictos de su mente. Frías y distantes en sus relaciones.
Tienden a encontrar intenciones hostiles y malévolas detrás de los actos triviales, inocentes o incluso positivos de otras personas y reaccionan con suspicacia a los cambios en las situaciones. A menudo, las suspicacias conducen a conductas agresivas o al rechazo por parte de los demás (resultados que parecen justificar sus sentimientos originales).
Tienden a encontrar intenciones hostiles y malévolas detrás de los actos triviales, inocentes o incluso positivos de otras personas y reaccionan con suspicacia a los cambios en las situaciones. A menudo, las suspicacias conducen a conductas agresivas o al rechazo por parte de los demás (resultados que parecen justificar sus sentimientos originales).
Aunque aparenta, en general es poco sociable, envidioso, celoso, consumido por odios secretos. Orgulloso, siempre se siente humillado, incapaz de admitir ante sí mismo que pueda estar equivocado, un hombre mediocre con grandes ideas sobre su propia persona, incapaz de hacer concesiones, falto de caridad, crítico, hipercensurador, desconfiado de todo el mundo.
Teme exponerse a las relaciones sociales, siendo incapaz de comprender lo que hace a otra gente amable, tan atareado está en proyectar sobre ellos sus propios problemas. Siente un vacío, la falta de sentido, la inferioridad, la baja autoestima, la impotencia,
y un débil y enfermo espíritu humano.
Como persona, no está preparada para la relaciones básicas de la vida: encuentros, diálogo, comunidad, realización de lazos personales de amor y de amistad, y para encontrar recursos humanos más allá de su ser, porque ya conoció "el hambre y la sed" y las considera demasiado dolorosas para volver a experimentarlas.
Entonces se conforma con vivir de fantasías de realización y de plenitud. Su propia personalidad rígida y anquilosada bloquea cualquier intento de ayuda que pudiera sanarlo.
Entre otros posibles factores causales, es probable que su vivencia humana en el primer periodo de vida no le proporcionó ninguna sensación satisfactoria o placentera. 0 si esto le fue dado en el comienzo, llegó el momento, muy prematuramente para ser soportado, en que fue privado de ello en forma drástica.
Esta intolerable experiencia fue traducida íntimamente como haber sido desgarrado, negado, reprobado. Su reacción fue desarrollar un modelo de personalidad que se preparara y defendiera para futuros rechazos, a lo que se agregó la proyección completando el cuadro.
El dilema de la personalidad paranoide yace en la prematura herida inflijida en su naciente humanidad por una privación demasiado precoz, severa e intolerable.
Este rechazo quedó incorporado en la estructura del carácter, haciéndole luchar tanto contra la aceptación de sus necesidades internas como contra la búsqueda de ayuda externa. El “yo” no se expone a sufrir "hambre y sed" de nuevo, por el temor a que las heridas se abran o además se generen otras.
Como persona, no está preparada para la relaciones básicas de la vida: encuentros, diálogo, comunidad, realización de lazos personales de amor y de amistad, y para encontrar recursos humanos más allá de su ser, porque ya conoció "el hambre y la sed" y las considera demasiado dolorosas para volver a experimentarlas.
Entonces se conforma con vivir de fantasías de realización y de plenitud. Su propia personalidad rígida y anquilosada bloquea cualquier intento de ayuda que pudiera sanarlo.
Entre otros posibles factores causales, es probable que su vivencia humana en el primer periodo de vida no le proporcionó ninguna sensación satisfactoria o placentera. 0 si esto le fue dado en el comienzo, llegó el momento, muy prematuramente para ser soportado, en que fue privado de ello en forma drástica.
Esta intolerable experiencia fue traducida íntimamente como haber sido desgarrado, negado, reprobado. Su reacción fue desarrollar un modelo de personalidad que se preparara y defendiera para futuros rechazos, a lo que se agregó la proyección completando el cuadro.
El dilema de la personalidad paranoide yace en la prematura herida inflijida en su naciente humanidad por una privación demasiado precoz, severa e intolerable.
Este rechazo quedó incorporado en la estructura del carácter, haciéndole luchar tanto contra la aceptación de sus necesidades internas como contra la búsqueda de ayuda externa. El “yo” no se expone a sufrir "hambre y sed" de nuevo, por el temor a que las heridas se abran o además se generen otras.