En
general para estas personas el comprar se convierte en una imperiosa necesidad.
Las emociones que lo acompañan son dramáticas, con frecuencia la secuencia es comprar
de forma descontrolada y sentirse culpable a continuación, la gente suele tener
unos minutos de euforia y cierta tensión y nerviosismo antes de comprar, en ese
momento parece que disfruta y con mucha satisfacción, tiene un subidón
inmediato.
Lo peor es que solamente dura un corto periodo de tiempo. A
continuación llega la desazón y el malestar, seguido de un arrepentimiento.
Ese
estado se prolonga y está acompañado de preocupación, malestar, rumiación y
obsesión por lo que hizo.
Son estos últimos los sentimientos de culpa que han
conseguido desmoronar ese éxtasis momentáneo.
Incluso ahora sí hacen cuentas y
les da el bajón, se sienten fatal.
Muchas personas también tienen problemas de
relaciones, teniendo que explicar lo que ha ocurrido y el dinero que se han
gastado sin control.
En las parejas puede llegar a ser un asunto de roce y de
conflicto.
En muchas ocasiones la adicción a las compras forma parte de un
conjunto de psicopatologías que padece desde hace tiempo, y en muchos sujetos
cuando se ha complicado esa enfermedad mental, no queda en un sólo síntoma...(SIGUE)...