Algunas personas se dejan llevar más por lo que ven que por lo que necesitan.
Sienten una fuerte necesidad de comprar y no tienen ningún control que les permita razonar y frenar esos deseos impulsivos.
Cuando se va convirtiendo en una adicción, no se conforman con uno o dos artículos, se lanzan a cantidades de gasto mayores e incluso quedan adeudados.
Incluso existe la complicación de las compras por internet. Ahí la gente tiene las 24 horas, y como no ve el dinero real, que paga rellenando un formulario, no va siendo consciente de todo lo que gasta.