En las habilidades sociales, está contenida una combinación de dimensiones de personalidad, y una muy poderosa, es la dulzura.
Parece que las personas que disfrutan de este componente en su potencial de comunicación, se convierten en grandes seductoras, y son bienvenidas en cualquier momento.
Anne Dufourmantelle, filósofa y psicoanalista francesa, propone que frente a la violencia del mundo, la virtud de la dulzura, tiene un poder infinito.
Según esta autora, pertenece a la infancia, y "es el nombre secreto de la belleza y de lo místico".
En la interacción social, esta cualidad facilita y ayuda a desarrollar una más pacífica convivencia social.
Las personas que disfrutan de tener parejas, o familiares y/o personas así en su entorno, viven con el encanto de la suavidad, la ternura y como una bondad, una cualidad del amor del corazón.
En las relaciones, estas personas derrochan ese potencial delicado y a la vez afable y lleno de amabilidad.
Aunque en principio se puede atribuir al carácter de lo femenino, no está reñido para nada con el desarrollo del hombre.
De hecho en los últimos tiempos se está desarrollando especialmente la "androginia", personas que poseen tanto características de lo femenino como de lo masculino.
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