Según la Teoría del Apego, que
estudia, investiga y describe cómo conseguir el desarrollo humano más
evolucionado para conseguir esas relaciones más civilizadas con los demás,
depende y está en relación con el vínculo con sus figuras tempranas de apego y
la calidad de esa interacción, que servirá como modelo para sus posteriores
relaciones en la vida adulta.
Las
relaciones con los vínculos paterno y materno van a servir como base para el desarrollo afectivo y emocional, y tendrán consecuencias muy favorables en su
futuro como persona.
Igualmente las relaciones
vinculares con el padre y madre, potenciarán
las mejores interacciones en su vida futura, en lo inherente a su pareja,
familia y amistades.
También facilitará el manejo
en sus interacciones con los demás, en la vida cotidiana y en los momentos de
estrés y dificultades, fortaleciendo sus capacidades para afrontar mejor los desafíos
de la vida.
En conjunto, contribuye a consolidar los patrones vinculares con los hijos y
facilita el que estos patrones sean organizados.
Las situaciones cotidianas que
facilitan los vínculos seguros entre padres e hijos son en principio, la
existencia de una cercanía de trato para poderse comunicar cotidianamente.
Y es la oportunidad para crecer con un equilibrio emocional y
personal saludable.
Es la garantía para establecer relaciones de amor y de pareja equilibradas y para una calidad de vida y felicidad...