Un 14% de las personas mayores
viven solas. Estar solo por decisión propia puede ser un placer, pero estar y
sentirse solo porque uno no tiene más remedio, o no sabe como hacer para
encontrar compañía, puede llegar a ser muy penoso.
Aunque el 70 por ciento de las personas con edades comprendidas entre 65 y 69 años; y el 60 de las de más de 80 aseguran no sentirse solas, hay aproximadamente un 14 % que sí, según últimos estudios del Inserso. Según este informe, es un sentimiento doloroso para el 22 por ciento de los mayores. El género y el estado civil influyen en este sentimiento.
Aunque el 70 por ciento de las personas con edades comprendidas entre 65 y 69 años; y el 60 de las de más de 80 aseguran no sentirse solas, hay aproximadamente un 14 % que sí, según últimos estudios del Inserso. Según este informe, es un sentimiento doloroso para el 22 por ciento de los mayores. El género y el estado civil influyen en este sentimiento.
La soledad
y tristeza puede llegar a suponer, tanto a corto como a largo plazo, un
problema importante, ante la cronificación de sus manifestaciones más directas
como pérdida de apetito, aislamiento, y por otro lado las consecuencias
derivadas del padecimiento del problema como pueden ser la apatía, dejadez, que pueden provocar en el
cuidador sentimientos de enfado, irritabilidad, preocupación.
Con la soledad, la persona tiene menos afecto, menos distracción y diversión. Esta situación prolongada en el tiempo, causa una gran tristeza.
Entre las causas de la tristeza pueden estar, la disminución del número de actividades que a la persona le resultan placenteras y que contribuyen en gran medida al aislamiento, a la soledad y, por tanto, al sentimiento de tristeza. En general pueden darse situaciones de disminución o pérdida de contacto con amigos y conocidos; disminución de opciones para llevar a cabo determinadas actividades, de movilidad, de actividades fuera del domicilio, de autoestima entre otras.
Con la soledad, la persona tiene menos afecto, menos distracción y diversión. Esta situación prolongada en el tiempo, causa una gran tristeza.
Entre las causas de la tristeza pueden estar, la disminución del número de actividades que a la persona le resultan placenteras y que contribuyen en gran medida al aislamiento, a la soledad y, por tanto, al sentimiento de tristeza. En general pueden darse situaciones de disminución o pérdida de contacto con amigos y conocidos; disminución de opciones para llevar a cabo determinadas actividades, de movilidad, de actividades fuera del domicilio, de autoestima entre otras.
Cuando además se da el
caso de que la persona sufra una enfermedad que provoque dependencia, esto se
agrava.
La soledad y la tristeza llevan a la DEPRESIÓN CRÓNICA cuando la situación se prolonga. La presencia de trastornos depresivos y
ansiosos en las personas mayores aumenta el riesgo de muerte prematura por
incremento de enfermedades somáticas y disminución de defensas. Esta
circunstancia, apuntan los expertos, disminuye de forma notable su calidad de
vida, empeora sus rendimientos e incrementa el riesgo de suicidio y el uso
"desproporcionado" de los servicios médicos.
Es frecuente en las
personas mayores confundir los trastornos depresivos y/o ansiosos con el
envejecimiento normal, o el duelo por la
persona querida.