Sí, si
tiene Ud. Suerte. A lo largo de la historia, los sabios de la humanidad argumentaban que la
felicidad, la paz, la satisfacción, están en el equilibrio. Asunto algo difícil
de alcanzar pero no imposible. Pues bien, si para conseguir ese equilibrio, el
ser humano necesita haber desarrollado y evolucionado con los diversos
componentes, o factores o áreas de personalidad, está claro que se necesita ir
creciendo llevando a todos esos aspectos de la mano.
Uno bien puede ser un
brillante orador, que como no haya alcanzado un mínimo equilibrio emocional, en
amores puede sufrir un infierno. Igualmente hay ingenieros, o empresarios, un
largo etc… que si bien trabajando “geniales”, en habilidades sociales, o cuestiones intrapersonales, ni idea.
Parece
que las cualidades entendidas a lo largo de los años “masculinas”, como la
fuerza, la capacidad de lucha, la agresividad, la dureza, la capacidad de
mando, el poder; y a su vez las otorgadas a lo “femenino”, como la ternura, el
cariño, la sensibilidad, el afecto, la sensualidad, el amor, el cuidado de los
hijos y otras… constituyen de forma integrada, los componentes de una persona
más evolucionada.
Cuando ya se ha demostrado que para disfrutar de un mayor equilibrio,
satisfacción, autorrealización, la persona necesita armonizar tanto las
características de lo masculino, con las otras de lo femenino, véase la ternura
–en su momento- con la capacidad de luchar en la vida; o la capacidad de mando
y organización con la sensibilidad; no beneficiaría para nada, tratar de crecer
exclusivamente en las tradicionales, limitándose a las categorizadas según el
género, siglos atrás.
El año 2010, no es como el 1680, y las personas tampoco.
Como demuestran todos los psicólogos interaccionistas. Si bien los valores humanos permanecen: el amor, la comprensión, la tolerancia,
la paz………..; los modos y la manera para llevarlos a cabo ha variado, al menos
en su forma. Y la esencia y la forma están intrínsicamente unidas, pero también
ambas, en interacción con el entorno (1970, Ludwig von Bertalanffy).
Hoy en día, la evolución de la humanidad va por unos horizontes más variados,
donde por lo que se viene constatando, un hombre, bien que sea luchador y que
le guste el poder, pero las mujeres disfrutarán más a su lado si también es
tierno, poeta y sensual. A su vez equivalente en las mujeres. Por ello,
el ser humano, que necesita moverse en un mundo complejo, interactuar con el
medio en variados niveles, lo tendrá más fácil y más real si pone su intención
(Wayne W. Dyer), en desarrollar todas sus cualidades, ampliando su mente en
todas las direcciones.
Hoy sería una tara ponerle el límite a alguien
utilizando actitudes educativas en la línea de: “eso es de niñas”, o no hagas
eso que es de “marimachos”. Parece
que la delimitación: hombres, mujeres, ya forma parte de la historia pasada.
Las personas, o sea los seres humanos, tienen derecho en la vida a ir
decidiendo –el derecho a la libertad e independencia- al menos en lo personal e
íntimo, sobre su vida -¿Quién si no? ¿el padre, la madre, los vecinos, los
amigos, a quién preguntamos para que nos de permiso?, ¡incluso siendo mayores!.
La preocupación por mantener una demarcación clara hombres mujeres, ya ha
variado. Hoy es una evidente realidad guste o no, que haya personas diferentes
en cuanto a la elección de su amor hacia el mismo género o hacia el otro, esto,
siempre existió por ello digo “hoy es evidente”. Y como tal es una oportunidad para que los ciudadanos coetáneos
aprendamos algo más sobre la comprensión, la tolerancia, el respeto y el amor
hacia otros seres humanos, diferentes sí, pero por qué no, muy respetables.
¿Son personas: sí?; entonces de donde viene tanto incomodo.
Parece según decía
Freud que esos malestares de algunas personas, hasta pueden venir de los propios
conflictos sin resolver que algunos tienen. En este caso estarían en relación
con su propia identidad sexual, y otros problemas, de ahí que se pongan tan
irritados cuando aparezcan asuntos de gays, lesbianas y otros en esa
línea. No obstante mientras estemos vivos y con un poco de suerte siempre
estaremos aprendiendo, y por qué no, resolviendo conflictos. Que los demás, intenten mandar, incluso sobre los sentimientos más íntimos de
cada uno, permitiéndose decir que amar o no amar a alguien esté bien o mal, es
demasiado.
Ello hace suponer que hay gente que cree que tiene el poder de las
vidas de los demás, y que antes de nada hay que ir a preguntar si da permiso de
vida para ver si un hombre se puede enamorar de otro, o temas así. Los seres
espirituales que somos, en el recorrido por este mundo terrenal, parece que
hemos venido a aprender, sobre todo, y a desplegar en el recorrido,
transmitiendo de generación en generación, lo que se llaman los valores
humanos, como la paz, el amor, la comprensión, la tolerancia………..y otros
muchos…….., y sobre todo el respeto por los demás –base de la democracia-.
Para respetar a alguien hay que conocerle y si eso es difícil, al menos y sobre
todo entender la diversidad humana. Sí, que otros diferentes a uno tienen derecho
a existir y desde luego, sin pedirnos permiso, sólo faltaba. Hoy ya no
se puede aplicar el etnocentrismo tribal de “quien no sea como yo y los de mi
tribu, ya es raro o es enemigo o algo le pasa”. La globalidad es eso, todos
tenemos espacio en este universo, por supuesto, incluso aunque uno sea
diferente, respetando a otros.
La irritación por lo diferente, las descalificaciones, atribuir cualidades
malignas o negativas, a gente diferente, son modos de comportamiento no solo
tribales, ancestrales, sino del narciso perverso –acosador psicológico; sólo él
es perfecto, son los demás los que tienen problemas-, y desde luego modos nada
democráticos. Parece incluso que hasta en el lenguaje de la Biblia y en el
Evangelio –doctores tiene la iglesia- se alude que todos somos hijos de Dios, y
todos formamos parte del universo, lo queramos o no. Si empezamos a descalificar, unos porque son árabes, otras porque son
lesbianas, otros porque viven en Sudamérica, otros porque son de aquella
manera, al final no queda nadie.
Todos
formamos parte del mundo. Como sugerencia (dicho con la libertad de que quién
quiera lo tome y quien no lo deje, y sobre todo en la suposición de que todos
somos diferentes y la diversidad y con ella las discrepancias forman parte de
la realidad), cuando algo o alguien diferente para el pequeño universo en el
que se mueve cada uno, llama la atención o incomoda, en lugar de descalificar y
escandalizarse y atacar, y argumentar que tenía que haber hecho, o tenía que
haber dicho…….., entenderlo mejor como que es una oportunidad para evolucionar
y crecer y preguntarse como está nuestro interior: tenemos en nuestra
clasificación particular de seres humanos a cuantas tipologías?, cuatro?,
diez?, o estamos abiertos a respetar todas las posibilidades? (Louise L. Hay).
La persona que tenga una restringida mente (y que también sólo faltaba, tiene
derecho a la vida) y en su clasificación particular haya pocos tipos
“correctos”, sufrirá bastante y criticará, atacará, descalificará bastante.
Cuando se trata del respeto y de aplicar ese valor humano de verdad, no se
trata sólo de los casos de conocidos y poco más. Se trata de aplicarlo en
serio, con compromiso, incluso con personas o situaciones que supongan un reto
para uno.
Comodidad y evolución, o sea, pasividad y
crecimiento, no van de la mano. Los desafíos, las crisis, lo nuevo, los retos,
transformar esquemas mentales, modificar creencias ancestrales. Ahí está el
paso adelante, fluír con la vida (Kübler-Ross).