domingo, 7 de julio de 2013

ENAMORARSE


Implica el despliegue de un conjunto de emociones, sentimientos, actitudes y pensamientos hacia una persona, siendo un proceso emocional de satisfacción, bienestar, alegría, y optimismo durante el periodo de enamoramiento. 

A la vez intervienen los aspectos neurobioquímicos influyendo en la segregación de hormonas y sustancias participantes igualmente del estado de “embriaguez” y “ceguera” que el enamoramiento supone. 

El término embriaguez alude a la alteración de la claridad de la consciencia para pensar con unos mínimos de objetividad y horizonte y poder analizar globalmente a la otra persona considerando pros y contras. Y ceguera en cuanto a ver y apreciar solamente las cualidades e ignorar los defectos que a su vez por definición toda persona posee, ya que no existe alguien perfecto en el planeta. 

En conjunto el enamoramiento conlleva una obsesión continua por la persona amada, de estar siempre juntos, soñar despiertos y montarse infinitas posibilidades de películas, ideas y planes, actividades, viajes, etc… para cuando estén juntos, y así horas y días. 

En resumen el deseo de compartir con la persona amada todas las locuras que uno tenga y a la vez sintiéndose comprendido. A veces la neurobioquímica generada en ambos enamorados es tan fuerte que son víctimas de la poderosa atracción que sienten y les lleva a tener relaciones, incluso siendo conscientes de que no pueden llegar a mantener una relación juntos. Y este tipo de conexión queda en puro sexo. 

Según Yela, ya en 2002, mencionaba una serie de investigadores que describen un perfil generalizado de la persona enamorada, como es la tendencia a la idealización, proceso que sitúa en un pedestal a la persona amada atribuyéndola exclusivamente cualidades positivas y una importante ceguera ante los defectos.

Exagerado miedo del enamorado a ser rechazado por la otra persona, así desarrolla una fina percepción anticipatoria para captar los deseos del ser amado y cómo le gustaría a este que fuera su pareja, ya que el enamorado se vuelve muy sensible para captar los anhelos del otro. 

A partir de ahí se comienza a elaborar una imagen que encaje con las prioridades de la otra persona para no ser rechazado y tener una cierta garantía de aceptación y que el otro le vea como la persona que soñaba tener. 

Esta imagen suele durar entre los tres a seis meses primeros de la relación, y a partir de ahí cuando se va desarrollando la confianza, puede ir cayendo y así aparece la persona tal cual es, convirtiéndose en alguien muy diferente del principio. 

En cuanto a los procesos de pensamiento, la persona enamorada tiene dificultades para centrarse en la tarea que está realizando, su mente está invadida por las ideas sobre la pareja y le tiene absorto y como “ido”, así que fácilmente cometerá errores de atención y con ello de rendimiento, despistes, y gran pérdida de tiempo pensando en su persona amada, con un deseo arrebatador de que a su vez esa persona se enamore de él o ella con más intensidad, con lo cual se ve afectado de una gran activación de pensamientos de cómo hacer para atraer más al otro.

Paralelamente a lo anterior y con la sensibilidad a flor de piel, cualquier detalle puede ser interpretado negativamente como un posible rechazo, ya que está presente una importante necesidad de reciprocidad, de dar y recibir. 

Además el sujeto enamorado vivencia gran aceleración cardíaca, vuelcos en el corazón, falta de apetito o comiendo de forma desmedida, insomnio a veces, agitación, nerviosismo, y todo el conjunto de alteraciones psicofisiológicas que conlleva el estar enamorado, pulso acelerado, risa nerviosa, nervios en el estómago, sudores. 

Urgencia y necesidad permanente por estar siempre con la persona amada. Una maravillosa turbulencia que altera el equilibrio personal. Urge no perder el horizonte para no acabar en problemas y dolor.