Si, la vida es un entrenamiento constante y un baile, dentro y fuera. Por dentro observar, identificar, conocer, construír, elaborar, manejar y organizar emociones, sentimientos, experiencias, percepciones, creencias, valores.... y en el afuera idem, pero del mundo, observaciones y percepciones, interpretaciones, creencias de otros, la diversidad, mundos diferentes.
Y así en el entrenamiento constante se va aprendiendo, compartiendo, ayudándose a uno mismo y ayudando a otros. No es obligación tener que ayudar siempre a todo el mundo. Uno tiene libertad para elegir, a quién, cómo, dónde y cuándo aportar su granito de arena.
Mucha presión desestabiliza y estresa, mejor gradualmente y siendo conscientes en el aquí y ahora. Sin olvidar que la primera persona que te está llamando para que la ayudes, eres tu mismo.
Sí, también eres gente, también puedes ser comprensivo contigo mismo y tolerante, también puedes darte ánimos y cariño y reconocer tus avances, felicitarte y valorar todo lo que sí eres. Y en el resto no preocuparse, ya estás aprendiendo y trabajando en ello.
Siempre se avanza más con la valoración y con los ánimos que con la feroz autocrítica que destruye al yo del sujeto, incluso llevada al máximo de crecimiento en muchas personas, llega al suicidio del sujeto.
Ahí es la clave, valorar lo que sí existe cada día en tí, los avances, o incluso los estancamientos que en muchas ocasiones representan un mayor tiempo de elaboración de las experiencias.
El letargo invernal también es una continuación de la vida. A veces cuando uno no fluye tan rápido es porque necesita meditar más.
En resumen, aceptación, valoración, comprensión y cariño con uno mismo. A continuación sí podrás aportar más a la humanidad, cuando vas resolviendo tus asuntos personales.
Aplicarse y bailar en el adentro y afuera.
Y así en el entrenamiento constante se va aprendiendo, compartiendo, ayudándose a uno mismo y ayudando a otros. No es obligación tener que ayudar siempre a todo el mundo. Uno tiene libertad para elegir, a quién, cómo, dónde y cuándo aportar su granito de arena.
Mucha presión desestabiliza y estresa, mejor gradualmente y siendo conscientes en el aquí y ahora. Sin olvidar que la primera persona que te está llamando para que la ayudes, eres tu mismo.
Sí, también eres gente, también puedes ser comprensivo contigo mismo y tolerante, también puedes darte ánimos y cariño y reconocer tus avances, felicitarte y valorar todo lo que sí eres. Y en el resto no preocuparse, ya estás aprendiendo y trabajando en ello.
Siempre se avanza más con la valoración y con los ánimos que con la feroz autocrítica que destruye al yo del sujeto, incluso llevada al máximo de crecimiento en muchas personas, llega al suicidio del sujeto.
Ahí es la clave, valorar lo que sí existe cada día en tí, los avances, o incluso los estancamientos que en muchas ocasiones representan un mayor tiempo de elaboración de las experiencias.
El letargo invernal también es una continuación de la vida. A veces cuando uno no fluye tan rápido es porque necesita meditar más.
En resumen, aceptación, valoración, comprensión y cariño con uno mismo. A continuación sí podrás aportar más a la humanidad, cuando vas resolviendo tus asuntos personales.
Aplicarse y bailar en el adentro y afuera.