Ante situaciones de peligro o tensión, la gente suele utilizar el mecanismo psicológico de aislamiento, huida.
Y es que forma parte de la diversidad humana, muchos prefieren la confrontación directa cuando se producen discrepancias, desavenencias, hechos de fricción, etc... y otros necesitan un tiempo de análisis, elaboración y reflexión.
Otras veces el sujeto, prefiere directamente evitarlo ya que anticipa consecuencias indeseables, y no quiere encontrarse con ello.
En todo caso, el hecho de no afrontar las situaciones, implica que sean encapsuladas y así no se resuelven. Incluso llegando a complicarse más.
Las personas que huyen, a veces, después del previo análisis, tienen una intuición que evalúa el desgaste de las energías emocionales. Y es cierto que a veces, el evitar el conflicto puede ser una decisión sabia.
Otras veces es visto como una táctica ante la percepción de desequilibrio entre ambos contrincantes, y el que se percibe más frágil, ingenia el escape.
Y si una forma de vencer los miedos, es afrontarlos, también es evidente que en todas las batallas hay heridas.
Sin embargo el miedo genera muchos fantasmas, en la mente se agrandan y se nutren, y cuando llega la realidad del amanecer, puede que no lo sean tanto.
Es lo que ocurre al atreverse a mirarlo a la cara, ese miedo es menor que las distorsiones que la mente había creado, presentándolos como enormes dragones que acechaban tu vida.
Conviene recordar aquella frase que dice:
"De qué huyes, si lo que llevas dentro te sigue a todas partes..."
Y es que forma parte de la diversidad humana, muchos prefieren la confrontación directa cuando se producen discrepancias, desavenencias, hechos de fricción, etc... y otros necesitan un tiempo de análisis, elaboración y reflexión.
Otras veces el sujeto, prefiere directamente evitarlo ya que anticipa consecuencias indeseables, y no quiere encontrarse con ello.
En todo caso, el hecho de no afrontar las situaciones, implica que sean encapsuladas y así no se resuelven. Incluso llegando a complicarse más.
Las personas que huyen, a veces, después del previo análisis, tienen una intuición que evalúa el desgaste de las energías emocionales. Y es cierto que a veces, el evitar el conflicto puede ser una decisión sabia.
Otras veces es visto como una táctica ante la percepción de desequilibrio entre ambos contrincantes, y el que se percibe más frágil, ingenia el escape.
Y si una forma de vencer los miedos, es afrontarlos, también es evidente que en todas las batallas hay heridas.
Sin embargo el miedo genera muchos fantasmas, en la mente se agrandan y se nutren, y cuando llega la realidad del amanecer, puede que no lo sean tanto.
Es lo que ocurre al atreverse a mirarlo a la cara, ese miedo es menor que las distorsiones que la mente había creado, presentándolos como enormes dragones que acechaban tu vida.
Conviene recordar aquella frase que dice:
"De qué huyes, si lo que llevas dentro te sigue a todas partes..."