Cuando una persona se ha obligado a seguir los ritmos de estrés de otros, puede tener serias repercusiones.
En estos casos, conviene poner distancias, ellos son ellos y uno tiene que ser y vivir por su "sí mismo", con su personalidad y su proyecto de vida.
A veces puede producir errores, frustración y malestar seguir el ritmo de otros.
Y lo peor tener una vida sin calidad ni satisfacciones. Esto en el transcurso del tiempo puede derivar en depresión.
Cuanto antes se aprenda a adecuar su propia dinámica, más problemas y complicaciones se evitan...