viernes, 14 de diciembre de 2012

EYACULACION INVOLUNTARIA




Respuesta eyaculatoria involuntaria (REI), conocida habitualmente como eyaculación precoz, alude al trastorno más frecuente de la respuesta sexual masculina, afectando entre un 25 a 40% de los hombres, y en general casi todos han pasado por esta circunstancia alguna o varias veces. Se caracteriza por una falta de control del reflejo eyaculatorio, por ello la eyaculación puede ocurrir antes de la penetración o segundos después y esta situación les crea una gran preocupación. 

Es probable que la persona que pasa por esto sienta una importante desestabilización emocional, con angustia y ansiedad, inseguridad, falta de confianza en sí mismos y a veces se aíslan e inhiben e incluso llegan a no desear tener relaciones y/o conocer otras parejas por el sentimiento de vergüenza e impotencia que sufren, pues el miedo a que vuelva a ocurrir les crea una angustia anticipatoria que a su vez contribuye a que el trastorno se vuelva crónico. Además se vuelven hipersensibles ante los posibles juicios que la pareja pueda emitir sobre ello. 

Si por lo general la eyaculación dirigida y controlada al momento optimo, mejora el estado de ánimo en conjunto, la autoestima y la satisfacción por las relaciones, consiguiendo sentirse el sujeto más pleno y consciente de dar placer también a la pareja; cuando se convierte en problema puede llevar a la persona a estrés, depresión e incluso fobia a las relaciones. Hoy en día existen tratamientos personalizados, que analizan las experiencias y emociones vividas por cada sujeto, identificando como interpretó el episodio y qué le ha ido llevando en su vida sexual a la eyaculación precoz. Y a su vez valorando qué otras situaciones han contribuido a desarrollar estos temores, entre ellas el tipo de respuestas que haya tenido la pareja y cómo le han influido, si esta ha sido paciente y comprensiva o ha actuado de forma intransigente generando en él más frustración y ansiedad. Y sí puede afirmarse que el conjunto de pensamientos negativos asociados a la situación como las emociones de temor, miedos e inseguridades, junto a las reacciones incluso insultantes a veces por parte de la pareja contribuyen a agravar el problema. Y con todos esos datos se establece un plan terapeútico personalizado cuyo objetivo es conseguir que el hombre alcance esa madurez y evolución necesarias para intervenir en sus reacciones sexuales y dirigir en función de cada situación el cuando y el cómo eyacular,  con placer y confianza y dando también satisfacción a la otra persona para que ella también consiga el orgasmo. 

Este problema en muchas parejas ha influido muy negativamente, hasta el punto de que si no se pone remedio la mujer se va distanciando y la pareja se acaba. Es frecuente que por parte de la pareja se viva el problema como una torpeza por parte de él, o una negativa a darle a ella placer y creer que sólo piensa en él. O una especie de odio y rabia a la vez porque no puede satisfacerla y también pueden ocurrir varios sentimientos negativos y frustrantes que han ido desarrollándose en tantas ocasiones que las relaciones íntimas llevaron a un cúmulo de expectativas no cumplidas. 

Existen probabilidades de que muchas mujeres que han desarrollado el problema de inhibición del deseo sexual, (ausencia de deseos), viviendo con una pareja que sufra eyaculación precoz, se haya debido precisamente a que en múltiples ocasiones llegaron a excitarse y desearlo y tuvieron que sufrir la decepción y la insatisfacción. La pareja no pudo y no supo llevarles a conseguir el orgasmo y esta situación repetida en el tiempo pudo desarrollar en la mujer un sentimiento de considerar la excitación sexual como algo inútil, como si fuera una excitación con expectativas totalmente frustradas. De ahí que en su interior prefiriera no comenzar y así evitar pasar por ello. En consecuencia, como otros problemas psicológicos, puede ser un importante factor que contribuye a dificultades de pareja y a la separación.