El pasado 23 de noviembre en Berlín, se ha celebrado un congreso de Psiquiatría en el que se presentaron entre otras, diferentes investigaciones relacionadas con las enfermedades mentales y sus tratamientos. Se afirmó que la Psicoterapia en la cual el especialista desarrolla en conjunto con el paciente un trabajo psicológico dirigido a solucionar los problemas que puedan existir, en la diversidad de sus dimensiones y componentes (en función de cuales sean los afectados): los valores humanos, emociones, sentimientos, relaciones, introspección, acción, autoimagen, autoestima, confianza en sí mismo, meditación, creencias sobre el mundo, sobre la vida, etc… afirman que los tipos de terapia psicológica que incluyen el trabajo en estas áreas, están rompiendo moldes en éxito del tratamiento a corto, medio y largo plazo y muy superior (según hallazgos expuestos allí) a las terapias de sólo psicofármacos, exceptuando en la esquizofrenia, donde probablemente no se pueden suprimir los medicamentos por completo, pero para la depresión y casi todo lo demás sí, según dijeron. Y parece fácil de entender que es un privilegio de la humanidad, aplicar todos los recursos existentes en una determinada época histórica, todos, para solucionar los problemas del momento.
Las medicaciones, según lo expuesto en Berlín, cumplen un papel, esencial en algunas enfermedades, como la esquizofrenia, o para momentos puntuales en otras, pero no pensar que son la solución para el tratamiento del resto de las enfermedades mentales. Y es ahí donde el rítmo de evolución de los hallazgos sobre humanos, parece que va más lento, por ello el interés en ese congreso alemán de clarificar y exponer los valiosos resultados. La ciencia de la psicología aporta desde Wundt, 1879 (creó el primer laboratorio de psicología experimental en Leipzig), un saber y unos conocimientos esenciales para tratar enfermedades mentales y ayudar a la gente a superar sus dificultades y situaciones problemáticas, enseñándole a dirigir su vida en conjunto, incluidas sus relaciones, con menor sufrimiento.
Si desde hace años, se sabe que el ser humano es un sistema conjunto neuro-bio-psico-social-espiritual, pues bien cierto es que si se atiende con la química (la medicación) únicamente a lo neurobiológico; lo psicológico: cogniciones, emociones, sentimientos, atención, memoria, experiencia, introspección, expectativas; lo social: relaciones, interacción, empatía, familia, pareja, amigos; espiritual: valores, meditación; etc. entre otros aspectos, todo ello, queda sin atender y es evidente que si la persona es un ser con multiplicidad de componentes y precisamente es en alguno o varios de estos donde se ha producido la enfermedad psíquica, depresión, ansiedad, estrés, obsesiones, y otros múltiples sufrimientos clasificados como enfermedades mentales, obviamente pues el trabajo principal sigue pendiente.
Lo que la persona tiene que aprender, o reorganizar o decidir o pensar de su “sí mismo”, no se lo dan las pastillas. Pretender conducir, cocinar ¿tomando pastillas?, pues si esto es del todo imposible, como sería pretender dirigir, conducir y manejarse en la propia vida esperando que la química lo resuelva ¡. Berlin, Nov. 2012.