Es un tipo de
enfermedad
depresiva de larga evolución, en el que los episodios depresivos se alternan
con otros caracterizados por un estado de ánimo elevado (euforia excesiva),
expansivo (hiperactividad anómala) o irritable.
Esta fase de exaltación se llama “episodio maníaco”, del griego, “manía”,
literalmente “locura”.Las
fases de alegría desenfrenada y exaltación o también irritabilidad y grosería,
se alternan con otros episodios en que la persona sufre depresiones intensas,
incapacidad para disfrutar, ausencia de energía, bajo estado de ánimo, ideas
negativas y en casos graves, ideas de suicidio. El nombre de afectivo se refiere a las
enfermedades de los afectos, nombre genérico que se da a los trastornos
depresivos, en general, y al trastorno bipolar. Indistintamente lo
nombramos como trastorno bipolar, o como trastorno afectivo bipolar.
En esta enfermedad se alternan varios tipos de situaciones:
Episodios depresivos:
Estado de ánimo triste, ansioso o
"vacío" en forma persistente.
Dificultad para concentrarse, recordar y tomar
decisiones.
Inquietud, irritabilidad.
Sentimientos de culpa, inutilidad y desamparo.
Sentimientos de desesperanza y pesimismo
Pérdida de interés o placer en pasatiempos y
actividades que antes se disfrutaban, incluyendo la actividad sexual.
Disminución de energía, fatiga, agotamiento,
sensación de estar "en cámara lenta."
Insomnio, despertarse más temprano o dormir más de
la cuenta.
Pérdida de peso, apetito o ambos, o por el
contrario comer más de la cuenta y aumento de peso.
Pensamientos de muerte o suicidio; intentos de
suicidio.
Síntomas que no responden al tratamiento médico,
como dolores de cabeza, alteraciones digestivas y otras enfermedades y
dolores crónicos.
Episodios de normalidad o eutimia: (de unas palabras griegas que significan:
humor normal, o ánimo normal).
Episodios
maníacos: causan una importante
disfuncionalidad en las actividades habituales de la persona que lo
padece, está exaltada y “fuera de razón”, y no sigue las normas apropiadas
en sus conductas laborales, sociales o de estudios. De ello se
derivan situaciones con problemas:
Empobrecimiento del juicio.
Hiperactividad improductiva.
Hospitalización involuntaria.
Problemas legales y/o económicos.
Conductas antiéticas (por ejemplo: disponer de
dinero no propio, o apropiarse de hallazgos de otras personas).
Cambios inadecuados en cuanto a apariencia
(indumentaria llamativa, maquillajes extraños, intentos de aumentar un
aspecto más sugerente en lo sexual, etc.)
Actividades que demuestran actitudes desorganizadas
o raras (repartir dinero, dar consejos a desconocidos con quienes se
cruzan, etc.).
La sintomatología que se observa
en el paciente en la fase maníaca, con más de tres de los siguientes síntomas, es:
Autoestima
exagerada, sensación de importancia exagerada o sensaciones de grandeza.
Disminución
de la necesidad de dormir, con muchas horas de actividad.
Ganas
de hablar, con logorrea (habla
copiosa, seguida, coherente, incontrolable y excesiva mucho más de lo que es
necesario).
Sensación
de pensamiento acelerado.
Gran
distractibilidad,
dispersión, pasando de una a otra cosa con facilidad, con un gran
derroche de energía, sin objetivo.
Aumento
de la actividad y la energía (en el trabajo, en los estudios, en la
sexualidad...), con conductas alocadas, implicándose la persona en
actividades más o menos placenteras, pero que suponen alto riesgo,
indiscreciones sexuales, inversiones económicas...)
Euforia anormal o excesiva.
Comportarse en forma inapropiada en situaciones
sociales.
La persona puede estar hostil y/o amenazar a los
demás.
Olvido de las consideraciones éticas.
Cuando aparecen episodios del tipo del anterior, pero sin llegar a provocar un
deterioro laboral o social, se llama hipomaníaco. En otras ocasiones aparecen
episodios mixtos, en ellos cursan con alternancia rápida síntomas de ambas
fases, la depresiva y maníaca.