ESTAR QUEMADO Ó Síndrome
de "Burnout". El síndrome de “burnout”, ó de “estar quemado”
(también de desgaste profesional), es una respuesta al estrés laboral crónico,
con actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se
trabaja y hacia el rol profesional.
Deriva en un proceso de deterioro en el rendimiento laboral y en los servicios que se prestan en el ámbito educativo, social, sanitario y otros de atención al público.
Se considera como la fase avanzada del estrés, y se produce al fracasar las expectativas en el ámbito profesional y la realidad del trabajo cotidiano. Herbert Freudenberger (USA, 1974), lo definió como "una sensación de fracaso y una experiencia agotadora que resulta de una sobrecarga por exigencias de energía, recursos personales o fuerza espiritual del trabajador".
Posteriormente, Maslach y Jackson en 1986, describen este síndrome como un mal invisible que afecta y repercute directamente en la calidad de vida, con agotamiento profesional, despersonalización y baja realización personal, que puede ocurrir entre los individuos que trabajan con personas.
La evolución por fases se desarrolla:
1) Fase inicial, de entusiasmo,
2) estancamiento,
3) frustración,
4) de apatía,
5) fase de quemado, en la que se vivencia como un hundimiento emocional y cognitivo, con importantes consecuencias para la salud.
Además, puede obligar al trabajador a dejar el empleo, a enfermar psicológicamente y a degenerar en una vida profesional de frustración.
Deriva en un proceso de deterioro en el rendimiento laboral y en los servicios que se prestan en el ámbito educativo, social, sanitario y otros de atención al público.
Se considera como la fase avanzada del estrés, y se produce al fracasar las expectativas en el ámbito profesional y la realidad del trabajo cotidiano. Herbert Freudenberger (USA, 1974), lo definió como "una sensación de fracaso y una experiencia agotadora que resulta de una sobrecarga por exigencias de energía, recursos personales o fuerza espiritual del trabajador".
Posteriormente, Maslach y Jackson en 1986, describen este síndrome como un mal invisible que afecta y repercute directamente en la calidad de vida, con agotamiento profesional, despersonalización y baja realización personal, que puede ocurrir entre los individuos que trabajan con personas.
La evolución por fases se desarrolla:
1) Fase inicial, de entusiasmo,
2) estancamiento,
3) frustración,
4) de apatía,
5) fase de quemado, en la que se vivencia como un hundimiento emocional y cognitivo, con importantes consecuencias para la salud.
Además, puede obligar al trabajador a dejar el empleo, a enfermar psicológicamente y a degenerar en una vida profesional de frustración.