La anorexia nerviosa es una grave
enfermedad mental que puede llevar a la muerte de la persona que la padece y
genera múltiples sufrimientos en el entorno familiar. Los sujetos que padecen
esta psicopatología tienen la mayor parte del tiempo pensamientos encadenados a
la comida y los alimentos, su obsesión. Tienen distorsiones en sus creencias
sobre ellos mismos, la sociedad y el mundo y sobre el modo de relacionarse con
todo ello. Suele ser una personalidad obsesiva.
Sus relaciones con la comida les supone un auténtico drama, en concreto la característica principal en cuanto al comportamiento alimentario, es que genera una voluntad férrea dirigida a una ingesta mínima, eliminando los alimentos que engordan. Vomita para deshacerse de la comida que siente en el estómago, frecuentemente abusa de laxantes, lleva el ejercicio físico a límites exagerados y consumo de anorexígenos y diuréticos, para lograr con todo ello una pérdida significativa del peso.
El enfermo no se da cuenta de la enfermedad que tiene, negando rotundamente su adelgazamiento incluso con las cifras de la báscula. El peso disminuye cada vez más y de forma alarmante, y experimenta un miedo muy intenso al posible aumento. A pesar del drástico adelgazamiento, como tiene distorsión de la imagen corporal, la persona con este trastorno siempre se ve gorda lo que la obliga a mantener la dieta.
Todo este proceso una vez que comienza va progresando a más y según va transcurriendo el tiempo se pone peor, por ello es importante acudir a tratamiento cuanto antes.
La malnutrición a la que se somete, le ocasiona muchos problemas ya que el cerebro que es el centro director del cuerpo no recibe una alimentación mínima apropiada y en consecuencia queda imposibilitado para realizar de forma óptima sus múltiples funciones vitales de la mente y del cuerpo, por ello, los órganos vitales van enfermando, y la actividad mental como el pensamiento, los sentimientos y las relaciones se van deteriorando progresivamente ya que el cerebro va careciendo de los nutrientes que también intervienen en el estado de ánimo y en consecuencia sufre alteraciones psíquicas que le hacen sufrir bastante.
También se dan síntomas de ansiedad, depresión y obsesivos. Esta malnutrición también provoca tristeza, irritabilidad, aislamiento social e incluso ideas de muerte y suicidio. Además, entre otras alteraciones se ocasionan múltiples síntomas y trastornos en las sustancias cerebrales, hormonas, hipotensión, problemas de piel y caída de cabello, gastrointestinales, etc.. Con la falta de nutrición al paciente se le trastorna su ser (psique y cuerpo) y va directo a la muerte.
Es urgente en este punto el tratamiento psicológico y psiquiátrico. También para la familia. Acudir a tratamiento es el camino de la vida. Camino que no tomó la conocida Ana Carolina Reston, la modelo brasileña que murió hace unos años, como tantas otras mujeres. Cuando ingresó en el hospital pesaba 40 kilos, con172 cm .
Según su amigo Thiago Mirales, la veía tomar agua, algún refresco light y alguna manzana o tomate. Ana Carolina, según cuentan decía que no necesitaba psicólogo. En palabras de su madre: “no sabía que la anorexia pudiera matarla”.
De las enfermedades mentales descubiertas hasta el momento, cuando no se trata, tiene un pronóstico muy grave. Es una enfermedad mortal y en algunos casos a los enfermos mentales hay que ayudarles a ir a los especialistas, ya que una mente enferma no es consciente de lo que le pasa y mucho menos de lo que necesita para salir del pozo. Desde el momento que exista la más mínima sospecha, ahí es el comienzo para no darle tiempo a que se instaure y después aparezcan todas las complicaciones.
Sus relaciones con la comida les supone un auténtico drama, en concreto la característica principal en cuanto al comportamiento alimentario, es que genera una voluntad férrea dirigida a una ingesta mínima, eliminando los alimentos que engordan. Vomita para deshacerse de la comida que siente en el estómago, frecuentemente abusa de laxantes, lleva el ejercicio físico a límites exagerados y consumo de anorexígenos y diuréticos, para lograr con todo ello una pérdida significativa del peso.
El enfermo no se da cuenta de la enfermedad que tiene, negando rotundamente su adelgazamiento incluso con las cifras de la báscula. El peso disminuye cada vez más y de forma alarmante, y experimenta un miedo muy intenso al posible aumento. A pesar del drástico adelgazamiento, como tiene distorsión de la imagen corporal, la persona con este trastorno siempre se ve gorda lo que la obliga a mantener la dieta.
Todo este proceso una vez que comienza va progresando a más y según va transcurriendo el tiempo se pone peor, por ello es importante acudir a tratamiento cuanto antes.
La malnutrición a la que se somete, le ocasiona muchos problemas ya que el cerebro que es el centro director del cuerpo no recibe una alimentación mínima apropiada y en consecuencia queda imposibilitado para realizar de forma óptima sus múltiples funciones vitales de la mente y del cuerpo, por ello, los órganos vitales van enfermando, y la actividad mental como el pensamiento, los sentimientos y las relaciones se van deteriorando progresivamente ya que el cerebro va careciendo de los nutrientes que también intervienen en el estado de ánimo y en consecuencia sufre alteraciones psíquicas que le hacen sufrir bastante.
También se dan síntomas de ansiedad, depresión y obsesivos. Esta malnutrición también provoca tristeza, irritabilidad, aislamiento social e incluso ideas de muerte y suicidio. Además, entre otras alteraciones se ocasionan múltiples síntomas y trastornos en las sustancias cerebrales, hormonas, hipotensión, problemas de piel y caída de cabello, gastrointestinales, etc.. Con la falta de nutrición al paciente se le trastorna su ser (psique y cuerpo) y va directo a la muerte.
Es urgente en este punto el tratamiento psicológico y psiquiátrico. También para la familia. Acudir a tratamiento es el camino de la vida. Camino que no tomó la conocida Ana Carolina Reston, la modelo brasileña que murió hace unos años, como tantas otras mujeres. Cuando ingresó en el hospital pesaba 40 kilos, con
Según su amigo Thiago Mirales, la veía tomar agua, algún refresco light y alguna manzana o tomate. Ana Carolina, según cuentan decía que no necesitaba psicólogo. En palabras de su madre: “no sabía que la anorexia pudiera matarla”.
De las enfermedades mentales descubiertas hasta el momento, cuando no se trata, tiene un pronóstico muy grave. Es una enfermedad mortal y en algunos casos a los enfermos mentales hay que ayudarles a ir a los especialistas, ya que una mente enferma no es consciente de lo que le pasa y mucho menos de lo que necesita para salir del pozo. Desde el momento que exista la más mínima sospecha, ahí es el comienzo para no darle tiempo a que se instaure y después aparezcan todas las complicaciones.