Los intercambios dan vida y para sentir "el recibir", hay que "dar".
Cuando una persona decide compartir algo para la vida de un "otro", como puede ser ayudar, dar algo, ofrecer, consolar, escuchar, participar en actividades comienza a sentir en él mismo más fuerza, más vida.
Dar algo a los demás genera una propia energía y fuerza.
Y en el momento que uno comienza con la intención ya ocurren transformaciones en él de mayor potencial.
Las transacciones y los intercambios son la esencia de la vida. Los humanos desde que nacen son el "yo" y el "nosotros". A la vez.
La acción hacia los demás, se convierte en vida. Cuando alguien no se siente feliz, ni contento y espera que un algo desde fuera venga al rescate de sus angustias y sufrimiento, se está frustrando más.
Pues por ahí no llega la solución. En cambio lo que la persona vive de entrega hacia "un otro", eso le da vida.
En resumen:
Ante las angustias..., penas..., tristezas... del sujeto, poner en marcha un movimiento hacia "un otro" y así en realidad, la vida renace en él. Comienza su bienestar y su elevación energética le transporta a otras vibraciones, para continuar incrementando su calidad de vida.