Por otro lado su sentimiento de culpa es tan desestabilizador, que prefieren se les dañe como una vía para aliviar esas culpas, una forma de sentir que así las liberan y tienen la impresión de que así ya las han pagado.
Y así, transcurre un escaso tiempo, y sienten que su obligación ya la han cumplido.
La trampa principal de intentar estas soluciones, es que este es un ciclo repetitivo ya que en realidad las culpas no se solucionan así, y este circuito se vuelve a repetir un día tras otro, toda la vida.
Continúan apareciendo culpas y más necesidad de nuevo, de ser castigado y apaleado.
Como un factor más, es evidente que ante situaciones de dolor, el propio cerebro genera unas sustancias, de la familia de los opiáceos, y también el sujeto puede (como las personas de estrés, entre otros) ser adicto a esos componentes que su sistema neurológico genera...(SIGUE)...