Las parejas a veces sintonizan en los tiempos para sus deseos y necesidades y otras no. Ahí se trata una vez más de escucharse y acordar las preferencias.
Algunos deciden crear esa fiesta de boda por múltiples motivos, entre ellos para compartir con amigos su satisfacción por el amor e ilusiones. Otras veces, sencillamente es porque uno de los dos cree que así estará más garantizado el amor y piensan que el matrimonio les dará esa seguridad.
Es evidente que un sentimiento de amor profundo no puede estar supeditado a una boda. O una boda no garantizará amor, cuando está dudoso.
Lo mejor es que ninguno de los dos se sienta presionado, incluso discrepando, si le hace tanta ilusión a la otra persona, es la oportunidad para satisfacer su deseo, siempre que no vaya en contra de lo que uno quiere.
Tanta gente que no cree en el matrimonio, y sí en el amor...!