Estando enamorados se va fluyendo con facilidad y armonía. Y parece que las características de personalidad de cada uno juegan un papel central para que la relación sea equilibrada y feliz.
El amor trae consigo el apoyo, la ayuda, la felicidad, complicidad, sintonía y al ir viviendo en pareja, y tratando de adaptarse a la realidad vital, es imprescindible navegar también con otros desafíos que sin desearlo, surgen.
Por ello los componentes de personalidad van a ayudar a que la pareja se vuelva estratega, afronte sus circunstancias, y perdure en el tiempo:
-Cómo gestionan sus diferencias?, saben respetarlas?
-Cómo se manejan en las discusiones?, argumentan con flexibilidad?
-Son personas impulsivas? o meditan y reflexionan?
-Se sienten frustradas? o son positivas y optimistas?
La forma de ser y el estado personal que cada uno esté viviendo en ese momento, pueden ayudar a solventar y dirigir los momentos de fricción, y así superar los desafíos.
Con frecuencia en consulta se observa en las parejas que cuando uno de ellos, se siente desmotivado por su propia decepción de la vida, tal vez lo esté proyectando en "el otro".
Ser conscientes y no mezclar los propios vacíos con las relaciones.
Al asistir a terapia psicológica y avanzar en el desarrollo de la propia persona, se va aportando lo mejor de cada uno a la pareja. La experiencia, la inteligencia y los recursos personales, ayudarán a crearse espacios de negociación y resolución de conflictos.
Y lo que es mejor...! Aprender a identificar cuando uno está en un momento bajo, si ello es consecuencia de la propia vida o lo está generando "el otro".
Las parejas también aprenden a evolucionar, crecer y madurar. En consecuencia van a vivir más felices, como socios del amor interesados en compartir una vida bella, plena de amor y felicidad.