Las parejas, después de salir un tiempo juntos, se llega a la decisión de compartir piso y llegar a vivir juntos.
Conviene que antes de lanzarse a esa nueva etapa, se vaya negociando para ir estableciendo unas pautas realistas y poder continuar compartiendo el amor, y que se permitan cultivar así la armonía.
Es el momento de diluir las fantasías que cada uno previamente tenga, sobre la vida en pareja, para llegar a acuerdos concretos sobre los hábitos cotidianos, el trabajo, las aficiones, el deporte, la economía, las familias, los amigos, y otras negociaciones imprescindibles como las salidas juntos, o por separado y con amigos.
La importancia de las necesidades que cada uno tiene para disfrutar de su soledad, requieren también una definición y planificación. Si a uno de la pareja, le gusta un tiempo semanal para disfrutar de sus aficiones, que el otro no se sienta abandonado o ninguneado.
Es cierto que entre la profesión, el deporte y la organización diaria, queda escaso tiempo para el ocio. Por ello se convierte en algo central a la hora de decidir sobre ello.
A su vez diseñar las actividades dentro de la casa y el mantenimiento. Y la distribución de los recursos, organizando las aportación de cada uno para pagar los gastos.
Tener en cuenta que las relaciones con la familia política van a estar presentes y es el momento de clarificar algunos compromisos, para después no verse desbordados.
La vida en pareja se convierte en más atractiva, cuando las personas conocen previamente una orientación sobre los intereses de ambos y la planificación.
Cuando las parejas, ciegas de amor, no han comunicado con claridad, ni han dedicado una mínima exploración de la dinámica diaria, se pueden llevar sorpresas de las necesidades y funcionamiento del otro, y se convierte para ellos en choques fundamentales. Mientras que si ya se hubieran explicitado las preferencias y los gustos previamente, es más fácil concebirlo como normal, y sin impactos emocionales.
Las condiciones básicas de este tipo de diseño vital de pareja, son que los dos estén de acuerdo y lo vivan con compromiso, por un lado. Y por otra parte, también es esencial la condición de flexibilidad, con un diseño adaptable a las nuevas condiciones y desafíos que se puedan presentar. Conviene adaptarse a la cambiante realidad.
Organizado así, facilita la mejor adaptación a largo plazo. Contribuye a fomentar la convivencia y estimular lo mejor de cada uno, ya que la comunicación de los detalles de la realidad, hacen que ambos se sientan más cómodos y seguros.
Y es el escenario de sintonía creado, donde se experimentará mejor la relación amorosa, porque permite crecer juntos y disfrutar de cada día. Disponiendo de las condiciones básicas predecibles.
Salvando discusiones, roces e imprevistos, hay más tiempo para dedicarle al placer de compartir los sentimientos del enamoramiento y las relaciones de intimidad.