En
general la gente cuando habla sobre alguien, o va a describir a
"otros", no es consciente de que están proyectando en parte, aspectos
de su personalidad, y sin darse cuenta, están expresando características
propias.
En ocasiones lo hacen con tan escasa objetividad, que ya con sólo
escuchar el modo de contar sobre ese alguien y lo que describen sobre él, sirve
para delatar su “sí mismo”, poniendo de manifiesto algunos claros aspectos de
lo que “realmente es” el hablante.
En conjunto, facilita al que está
escuchando, intuir parte de algunos aspectos personales del que está emitiendo
la descripción (si a su vez no se está proyectando su propio mundo interior al
escuchar, seleccionando lo que quiere, de lo que oye).
El proceso de la “percepción
de personas”, de cómo los humanos conceptúan a los demás, sigue unos mecanismos
curiosos y al oyente le conviene filtrar la comunicación afinando el oído, y
además de escuchar de forma literal lo que la persona describe de esos otros,
intentar comprender los valores que posee quién está haciendo esas
declaraciones.
Así la gente con frecuencia se encuentra con sorpresas. Ya que
el hablante no suele ser objetivo, se está retratando, proyectando su interior.
El que comunica, no está libre de verlo todo con el propio color de sus gafas.
En consecuencia fácilmente está incluyendo aspectos de su historia pasada, de su potencial, sus valores, sus aptitudes y
actitudes, su propia historia, experiencia y vivencias, su personalidad, sus expectativas sobre la gente, el mundo y la vida.
Además de las creencias que ha ido elaborando, lo que piensa del trabajo, del
amor, de la gente, de la familia, etc… En conjunto al hablar de otros la gente
impregna lo propio, tanto lo que desea como lo que se le escapa, y pueden ser
los amores, odios y configuración que ha ido realizando sobre la gente, el
mundo y el transcurrir de su vida.
Por todo el proceso psicológico cognitivo,
afectivo y vivencial tan complejo que interviene, es muy difícil, o escasamente
posible, mantener una mínima objetividad. De ahí que muchos sujetos más
autónomos e independientes, prefieran conocer a los demás “por sí mismos”, sin
filtraciones o manipulaciones e intoxicaciones.
Mucha gente sabe todo esto, por
propia experiencia, aprecian cómo el hablante al contarles de fulanito, está
plasmando su frustración, rabia, envidia, resentimiento, o lo mejor de él, como
su tolerancia, compasión, u otros valores humanos, lo que ha aprendido, el
amor, la comprensión, la paciencia, su sabiduría, la felicidad.
Sí, es complejo y real y conviene
tener la mente presta para escuchar, mucho más allá del "oír" y ver
con más alcance, para captar quién es el que habla, aplicando el antivirus. Es
como un test psicológico que evidencia algunos aspectos de su perfil personal.
También
acaba convirtiéndose en un regalo, el poder conocer a las personas por uno
mismo, en "primera persona" y así evaluar y realizar cada uno, sus propios análisis y
conclusiones. Sirva cómo ejemplo, según cuenta la gente, tantas veces que se escuchó
hablar mal de alguien que no se conocía y cuando ya se tuvo oportunidad de
comunicar en directo con esa persona, era muy diferente a la presentación que
antes se había escuchado.
En resumen, los procesos descriptivos de otros, tanto
de forma intencionada o inconsciente a veces, pueden tratar de manipular la
imagen de ese otro, para conseguir dar la impresión deseada. En función de unos
motivos más favorables, o para mal.
En la era actual que existe tanto acoso
psicológico, laboral, en las clases, con amigos, conocidos, y en familia o
parejas, es preciso mantener una vigilancia, cuidado con la difamación que
suele provenir de los perversos, acosadores psicológicos o que desean destruir
al otro. Conviene ser independientes y no caer en la trampa. Vivir por uno
mismo y conceptuar a los demás, aplicando los propios filtros y criterios,
escapando de las influencias y manipulaciones ajenas.