En las pérdidas de familiares por COVID-19, emergen emociones desestabilizadoras, como miedo, enfado, tristeza y culpa. Además de impotencia y frustración.
Es frecuente que las personas necesiten la asistencia psicológica para afrontar ese estado crítico, y así, con ayuda, poder solucionarlo antes de que su enfermedad se cronifique.
En un proceso de duelo más general, las emociones predominantes son la negación, ira, negociación, tristeza y aceptación, según Elisabeth Kubler-Ross (1969).
Entre los libros de esta autora, destaca el titulado: "La muerte, un amanecer".
Cada persona es un mundo, y el duelo, como otras experiencias vitales, es sentivo por cada sujeto de forma específica. Por ello la terapia psicológica implica una atención personalizada, y facilita a la persona, una evolución en función de su necesidad.