viernes, 14 de diciembre de 2012

LA FRECUENCIA DE LAS RELACIONES SEXUALES



En las relaciones de pareja y especialmente en el conjunto de lo que supone la comunicación, las relaciones sexuales son por así decirlo, el núcleo y la esencia. 

Precisamente, ellas son lo imprescindible que determina si hay pareja o si solo son amigos y/o compañeros. 

Contando por supuesto, con que en estas relaciones estén presentes el amor y la ternura, además del sexo.
  
Expertos en la materia afirman que el sexo es tan necesario como respirar y/o comer y aunque esto resulte difícil de entender para algunos (casos en los que las relaciones íntimas, hace más de varios meses o incluso años que están ausentes), sin embargo para otros es así, tan necesario como el aire que se respira, (mantienen la frecuencia de dos, tres veces por semana generalmente). 

Conviene ser conscientes de que “el amor es una fruta de temporada en todo momento y al alcance de la mano de todos” (Madre T. de Calcuta). 

Como propuesta para los más inapetentes, hoy se conocen múltiples beneficios, y la ciencia médica y la psicológica ya lo han descubierto hace tiempo. 

Los hallazgos en el campo de la medicina son altamente favorecedores y se demuestran los beneficios de la práctica frecuente, en variedad de niveles organísmicos.

En el cerebro se producen importantes cambios en la producción de sustancias estimulantes del bienestar y de la salud; se potencia el sistema inmune, que protege de multiplicidad de enfermedades y de cánceres; se estimula la circulación en todo el cuerpo y especialmente en algunos órganos internos cuya activación habitualmente implica mayor dificultad; elimina toxinas; produce efectos vasodilatadores y previenen del riesgo de enfermedades coronarias.

Contribuyen a mantenerse en forma; las hormonas que produce anestesian el dolor y producen sensación de placer; fortalece el cuerpo en su conjunto, huesos y músculos; igualmente mejora la piel, uñas y pelo y ayuda a combatir la celulitis. 

También contribuye a incrementar la longevidad, entre otros.

Y a su vez la ciencia psicológica desde hace tiempo, reconoce importantes hallazgos que contribuyen al desarrollo conjunto de la persona y su evolución (con la participación e interacción de los otros componentes del ser). 

Favorece el amor en la pareja, al realizar esos encuentros íntimos, se estimula el deseo y se vuelve más frecuente la necesidad de mantenerlas; las personas se sienten más queridas y valoradas; ayuda a solucionar problemas ya que los sujetos se vuelven más creativos, amplían sus horizontes y sus vidas no permanecen restringidas a una visión en túnel, volviéndose menos rígidos, perfeccionistas y obsesivos.

A su vez, todo ello mejora los estados depresivos; para los que sufren estrés, el mantener relaciones sexuales con cierta frecuencia les libera de tensión y duermen mejor. 

Mejora la capacidad de atención y concentración.  

Incrementa la capacidad de aprendizaje. 

Disminuye la ansiedad y genera una mayor estabilidad emocional. 

Incrementa la autoestima y mejora la imagen corporal. 

También contribuye al desarrollo de sentimientos que fortalecen la unión de la pareja y viven en conjunto momentos más felices. 

En cambio, existen muchas probabilidades de que las personas que viven en pareja y pasan de las relaciones, están enfermas. 

Por el estrés, ansiedad, depresión, fobias, inhibiciones y/o múltiples problemas. 

En alguna parte de ellos se están anulando la vida, y lo más grave son las consecuencias e implicaciones que ello tiene hacia su pareja, ya que también en parte se la están anulando al otro. 

En estos casos disfuncionales, las parejas no tienen porque seguir pautas externas a priori, sino planteárselo ellos mismos y si pueden, llegar a acuerdos para mejorar su intimidad. 

De no superarlo es preciso solucionar las patologías concomitantes.