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Se relaciona con una sensación de rechazo, de no ser lo suficiente digno y valorado, de sentir exclusión. Sienten que algo en ellos no es lo apropiado, que algo va mal.
La vergüenza turba a la gente y hace que se sientan fatal y tiendan a evitar todas las situaciones con ella relacionadas. Su impresión es de bloqueo e impotencia, sintiéndose con una autoestima baja, inferiores y de escasa valía. Esto es muy doloroso para ellos, porque anticipan la amenaza de ser rechazados, excluídos, marginados.
Está muy cerca de la timidez, de hecho muchas personas tímidas sienten vergüenza por todo, especialmente en escenarios de interacción. En otras ocasiones cuando alguien les hace algo ofensivo e hiriente tienen mucha vergüenza de contarlo y se lo callan a veces durante mucho tiempo, incluso años, ya que se sienten muy mal compartiendo con otros los hechos en los que han sido humillados y despreciados, creyendo que son ellos los que están fatal.
Y se observa en las personas que han vivido situaciones de acoso psicológico, bullying, acoso laboral y/o violencia doméstica, tienen mucho reparo para contarle lo sucedido a sus conocidos. Como si creyeran en alguna parte de su ser que son defectuosos, indignos. Y así sufren mucho en silencio su dolor.
Para ellos es una liberación cuando finalmente pueden compartir ese sufrimiento, se sienten entendidos y al ponerlo en palabras pueden ir entendiendo las carencias y limitaciones del agresor, y definiendo con más claridad la situación pueden llegar a entenderlo.
Para superar esta emoción la persona necesita elaborar una transformación de su autoimagen, desarrollar más confianza en sí misma y entrar en un proceso de autoestima y seguridad. En ese proceso se irá diluyendo su sentimiento general de vergüenza y pasará a ser una persona que esté más satisfecha en las relaciones, con alta autoestima y desenvoltura en las relaciones sociales.
La vergüenza turba a la gente y hace que se sientan fatal y tiendan a evitar todas las situaciones con ella relacionadas. Su impresión es de bloqueo e impotencia, sintiéndose con una autoestima baja, inferiores y de escasa valía. Esto es muy doloroso para ellos, porque anticipan la amenaza de ser rechazados, excluídos, marginados.
Está muy cerca de la timidez, de hecho muchas personas tímidas sienten vergüenza por todo, especialmente en escenarios de interacción. En otras ocasiones cuando alguien les hace algo ofensivo e hiriente tienen mucha vergüenza de contarlo y se lo callan a veces durante mucho tiempo, incluso años, ya que se sienten muy mal compartiendo con otros los hechos en los que han sido humillados y despreciados, creyendo que son ellos los que están fatal.
Y se observa en las personas que han vivido situaciones de acoso psicológico, bullying, acoso laboral y/o violencia doméstica, tienen mucho reparo para contarle lo sucedido a sus conocidos. Como si creyeran en alguna parte de su ser que son defectuosos, indignos. Y así sufren mucho en silencio su dolor.
Para ellos es una liberación cuando finalmente pueden compartir ese sufrimiento, se sienten entendidos y al ponerlo en palabras pueden ir entendiendo las carencias y limitaciones del agresor, y definiendo con más claridad la situación pueden llegar a entenderlo.
Para superar esta emoción la persona necesita elaborar una transformación de su autoimagen, desarrollar más confianza en sí misma y entrar en un proceso de autoestima y seguridad. En ese proceso se irá diluyendo su sentimiento general de vergüenza y pasará a ser una persona que esté más satisfecha en las relaciones, con alta autoestima y desenvoltura en las relaciones sociales.