Es interesante enseñar en las familias a moverse en la tecnología. Forma parte de lo cotidiano y cuando no se planifica el uso se convierte a veces en adicción.
Crear un marco de comunicación y un clima adecuado es imprescindible, de lo contrario es probable que cuando se intente educar, los hijos sabotean y hacen lo contrario.
Iniciar procesos de información, describiendo los riesgos de publicar informaciones personales, de pederastas y posibles estafadores a todos los niveles. Enseñarles a que detecten los abusos y agresiones. Que aprendan a protegerse de odios y venganzas entre lo que fueron "amigos".
Enseñarles cómo actúan los seductores y abusadores de adolescentes en internet.
Compartir unos tiempos para conocer sus intereses en la red, tipos de juegos, al menos que existan con frecuencia actitudes constructivas para hablar sobre ello, analizar la dinámica y decidir sobre un uso controlado. Que la tecnología no tome poder sobre el adolescente. Es él quién tiene que dominarla y saber administrar.
A veces los padres descubren que los hijos con once años se entretienen con juegos muy fuertes, como para adultos, con sangre y violencia. Hermanos que tienen acceso a los juegos de los mayores y después los comparten con los de su edad.
Cuando estudian es mejor que el móvil esté en otra estancia, y los ordenadores y tecnología, mejor en lugares comunes.
Transmitirles una educación global, donde exista un tiempo para estudio, deporte y aficiones variadas, incluyendo aprendizajes instrumentales, que les sirvan como utilidades para resolver y aprender a otros niveles. No se puede convertir internet y el móvil para ellos, en la única actividad de ocio. Su mundo quedaría limitado.
En pleno crecimiento y maduración necesitan desarrollar múltiples habilidades.