miércoles, 14 de diciembre de 2011

LA FELICIDAD


Desde la perspectiva de Maslow (1968), la felicidad es tanto un resultado de una vida con componentes felices, como un factor que contribuye a  acelerar el desarrollo.
Propone que junto con la  “alegría” y las “experiencias límite”, la felicidad acompaña al crecimiento hacia la propia autorrealización. Se da lo mejor de sí al verse propulsados por una “motivación continua”: es decir, “atraídos” por el placer de los resultados. La felicidad actúa como un acelerador del crecimiento y evolución personal, abriendo camino hacia intereses que van más allá de los problemas de uno mismo.


La psicología moderna ha investigado sobre los efectos que produce en una vida el ser una persona más feliz, y entre los hallazgos están:


--Procesos cognitivos: conciencia más aguda, ampliando el campo de la percepción y la atención, estimula la actividad, y con más entusiasmo, más esfuerzo, utilizado al máximo las posibilidades, con mejores rendimientos en el aprendizaje y más éxito en las tareas y en la preparación. Además, en los pensamientos son más independientes y más fluidos con buen humor y está más orientado hacia el aquí y el ahora. Hay menos tendencia a refugiarse en las reminiscencias del propio mundo interior. La felicidad conduce a una actividad entusiasta más que a una pasividad satisfecha. El sentimiento placentero proporciona un efecto energizante, con más actividad y enérgia, teniendo cada día más productividad y más eficacia.  

En conjunto, la felicidad estimula y fomenta la creatividad. Más abiertos al mundo, con una visión más amplia.  En realidad se descubrió que las personas más infelices son más tendentes a echar la culpa a otros o al mundo en general.


--Relaciones: facilita las relaciones y contactos sociales, con la esposa e hijos, y con la sociedad. En general, estimula el compromiso activo y  abre el camino a todo tipo de encuentros auténticos, la infelicidad lleva a la  preocupación por uno mismo. La persona más feliz siente más “empatía” y es más “sensible socialmente, están más interesados por el prójimo y por los problemas estando más atento a las necesidades y emociones de otras personas y tienen un mejor funcionamiento social, estimulado por el compromiso social, y menos absorbidos por problemas personales. Estas capacidades son cruciales  en los contactos con niños; especialmente con los niños pequeños. Una relación pobre con los padres puede dañar severamente la salud mental del niño, (Fromm 1962) afirma: “... una madre no sólo ha de ser una buena madre sino también una persona feliz...”

 El individuo feliz y en desarrollo es capaz de involucrarse con los demás y no de usarlos para rellenar  vacíos.


--Salud: contribuye a una buena salud. La felicidad llevada más allá amortigua el estrés preservando así la salud y alargando  de algún modo  la vida. Las actitudes positivas funcionan como un amortiguador del estrés. Un punto de vista positivo del mundo significa que los eventos de la vida que producen estrés son percibidos como retos y no como amenazas. La mala suerte duele menos porque uno puede tirar de cierta reserva emocional. Los efectos protectores de este tipo son atribuidos normalmente a una alta auto-estima de la propia “competencia” al tratar con los problemas de la vida y al “apoyo social” percibido. Cuanto más disfruta uno de la vida, mejor soporta los reveses.

La frustración crónica tiende a incrementar la vulnerabilidad hacia la enfermedad. El descontento con la propia vida como un todo, afecta negativamente a la salud.

En general, estar de buen humor y tener una actitud positiva hacia la vida, están muy relacionados. Cuanto más satisfecho está uno con la vida, más a menudo se está de buen humor. La disminución del humor iba acompañada de una merma tanto de los sentimientos como de las actividades en curso. En su filosofía de vida, las personas más deprimidas daban relevancia a “la inevitabilidad del sufrimiento y la reclusión”,  mientras que los jubilosos hablaban más bien de probar fortuna “conociendo gente nueva” y “ampliando los intereses”.
Estos resultados de investigaciones en conjunto sugieren que los humanos funcionan mejor cuando disfrutan más de la vida y siendo con ello más felices.