lunes, 18 de marzo de 2013

PSICOLOGÍA DEL TRABAJO




Una función especí­fica de los humanos, de producir los medios para su existencia, desarrollando y aplicando su potencial de superación y creación. El trabajo implica esfuerzo, energí­a y capacidad humana dirigida a la creación de algo que no estaba.

El trabajo tiene como fin primordial, favorecer el desarrollo de las personas y asegurar la subsistencia de los trabajadores, su familia y el núcleo laboral; las empresas como organización social cumplen objetivos similares, donde es importante favorecer las condiciones de vida y desarrollo de los elementos que contribuyen con esos núcleos productivos.

El trabajo tiene la potencialidad de poder generar seguridad, estabilidad emocional, satisfacción, creatividad, desarrollo de la autoestima, superación personal y felicidad para los trabajadores.En conjunto tiene como finalidad la satisfacción de necesidades, y simultáneamente es organizador de las relaciones sociales. 

Además provee de un marco estable y previsible a lo cotidiano.

Estructura las costumbres, los ritmos, los hábitos, del trabajador y de alguna manera, de su familia. 

También provee de una fuente significativa de vínculos extrafamiliares que enriquecen cada di­a, afirman la pertenencia social y amplían los horizontes del sujeto. 

Se crea la sensación de estar respaldado socialmente al participar de la organización del trabajo, lo cual disminuye el stress y el impacto de factores negativos en las emociones y la conducta de las personas. 

El trabajo educa al crear espacios de acciones conjuntas, proponiendo metas que deben lograrse en conjunto. 

Educa, enseñando a trabajar en organizaciones, en grupo, en solidaridad. Por ello el trabajo contribuye en parte a la identidad, al "quien soy" de cada persona en parte somos aquello que hacemos, aquello de lo que nos ocupamos. 

Valoramos nuestra actividad en la medida que satisface nuestra autoestima y mucho más si la persona tiene la seguridad que la capacidad productiva propia es apreciada, valorada por otros miembros de la sociedad.


El trabajo es una base importante en cuanto a la realización individual y comunitaria de la persona. Esta realización es el lugar real de la democracia. La eficacia de un sistema social podría medirse por la cantidad de gente que se siente realizada.

Hay democracia plena cuando las personas pueden generar las condiciones para sentirse productoras de su propia vida y no objetos de la voluntad de otros. 

Cuando su trabajo puede estar en función de sus valores, su placer, sus necesidades y sus talentos y no simplemente generarse a partir de la necesidad de asegurarse la subsistencia. 

Si la propia conservación y de los familiares pasa a ser el único motivador del trabajo, el crecimiento y la satisfacción de las personas quedan comprometidos.