Todo puede ocurrir en el planeta, incluso lo más insospechado. A veces pueden existir grandes disgustos, y otras quién sabe, la oportunidad para poner un final a algo que ya estaba en la mente, y se venía pensando.
Y así se convirtió en la gran excusa para separarse ya!
Y el principio del fin también puede llegar debido a la descomposición emocional que provoca en el "otr@" la infidelidad:
-Desconfianza.
-Celos.
-Obsesión de control.
-Ira y resentimiento.
-Deseos de venganza.
Al fin ya nunca volverá a ser como antes. Y lo que ha producido es junto a la desconfianza y deseos de control, mucha irritabilidad, cantidad de discusiones y enfados.
Todo ello convierte las relaciones de pareja en un infierno, y ahora sí, ya se separan porque la convivencia es imposible.
Puede que la víctima también despierte de su letargo y al sentirse culpable de no haber atendido al otr@ como se merecía, resurja de las cenizas y se convierta en un artista del erotismo y el placer.
En estos casos, hasta puede acabar renaciendo el amor.
Otra situación frecuente, es el caso de la competencia, y es que ante la mera sospecha de que haya un otr@, la gente ponga en marcha un sentimiento de lucha y entre en comparación para que se vea valorad@, que es mejor y merece la pena. Estas son las situaciones de reconquista.
Hay gente que aterriza en otras situaciones, aunque siguen viviendo juntos, puede que la víctima comience a tomarse su parte de revancha y con la venganza como bandera, se dedique a ligar y tener relaciones con otras personas.
En este caso puede que el sufrimiento finalmente sea mayor, ya que si ese deseo nunca lo hubiera llevado a cabo por sí mism@, no ha sido precisamente una elección con libertad.
El mundo de los sentimientos y las emociones a veces se convierte en un caos y en el caso de la infidelidad, puede ocurrir. Interesa poner cuidado...! Y sobre todo sentir con la cabeza, planificando lo mejor para uno...!