Las personas lo quieran o no, son un conjunto de dimensiones psicológicas, neurológicas, biológicas, sociales y espirituales. Y ello se manifiesta en todo su ser y su experiencia vital.
Y en el enamoramiento, como una faceta más de la vida, está presente también, un conjunto explosivo de hormonas.
Sustancias que juegan su papel en interacción con las emociones y sentimientos que desencadena "el amor".
De ahí que a veces la vehemencia y la fuerza es tal, que la persona anda como sonámbula, ya dicen que el "amor es ciego", y no se entera mucho de quién es la persona de la que se ha enamorado.
Por ello, cuando esas primeras emociones cargadas de química y confusas, se van desvaneciendo, la relación llega a su fin y la persona se enfría. A partir de ahí, la otra persona queda totalmente desconcertada.
Y el o la enamoradiz@, sucesivamente, en un tiempo, vuelve a caer en la misma trampa.Es probable que esta circularidad se repita, ya que la persona ha quedado enganchada, adicta, por esas emociones combinadas con sustancias que se han producido en su propio cerebro.
Al fin esa combinación produce como una explosión de potentes emociones exuberantes, que le dan al sujeto una grandiosidad, como si fuera flotando. El enamoramiento...!
Durante ese proceso, puede que se complementen en su personalidad y surjan otros lazos afectivos, que los lleven a permanecer en esa relación a lo largo del tiempo.
O quién sabe, puede que al finalizar esa primera etapa de pasión química, todo se desmorone.
Y es ahí donde aparece la necesidad, una y otra vez de buscar esa excitación de nuevo. Buscar a otra persona, con la que se produzca ese proceso, de nuevo ese cóctel hormonal.
Si estas pautas serán una constante en su vida, la persona se ha convertido en alguien con adicción al enamoramiento. Al amor.
Y tú, ciudadan@ que vas por la vida... has caído con una persona así...?
Eres víctima de su adicción, que te llevó al paraíso y luego te soltó hacia los infiernos...?