Para relacionarte con la gente y saber conectar, necesitas primero saber prestar atención.
Mirar a los ojos, y escucha activa que es especialmente lo que va más allá, no se trata solamente de oír.
La gente que sabe escuchar no se queda en las meras palabras de forma literal, sino que va a la esencia del mensaje del otro, y trata de comprender su estado mental.
Y en este proceso de saber escuchar, puede encontrarse con algunas dificultades del propio ego, cuando necesita hablar o decir, sin haber tenido en cuenta al otro. Al fin el ego puede poner barreras en esa comunicación.
Para dar un paso adelante, que mejore la interacción humana, se precisa de un grado de satisfacción por estar juntos, de una actitud respetuosa y tolerante, y sobre todo, sin estar a la defensiva.
Otra clave muy favorable para lograr el bienestar, es no juzgar lo que el otro dice, ya que si alguna característica tiene el compartir la comunicación, es la espontaneidad.
Si a cada cosa que se exprese, la otra persona genera críticas y juzga, es muy probable que esa espontaneidad se extinga.
Y es que la comunicación satisfactoria, dista de ser una exposición temática donde el que habla no se puede salir de la línea.
Cada persona tiene su estilo y eso es lo que merece ser respetado. Corregir constantemente y juzgar lo que el otro dice, es una manera de llegar al bloqueo, y conseguir que el interlocutor pierda el interés por expresarse.
Permitir a cada persona que tenga sus ritmos, su estilo y sus reflexiones, es una muestra de respeto, de consideración y actitud de consideración humana.
Si lo intentas, lo consigues...!