Los primeros síntomas que pueden presentarse son nerviosismo y ansiedad, miedos y tristeza, llanto, alteraciones cognitivas, confusión, caos, alteraciones en el apetito, en el sueño, y en su grado de actividad, pudiéndose quedar inhibidos, bloqueados o hiperactivos, según su personalidad.
Es frecuente que vuelvan a revivir el trauma, por ello se vuelven hipersensibles a los contextos similares o equivalentes a lo que pasó, a las personas, a los pensamientos, llegando a sentir y sufrir de nuevo síntomas extremos, como si todo se estuviera produciendo otra vez.
Este volver a revivir los hechos puede aparecer a continuación, o a varios meses de lo sucedido, incluso años después. Les cuesta mucho restaurar una vida tranquila, o como era antes de lo sucedido.
Otra complicación de la gente que sufre este trastorno (TEPY), es que les lleva a consumir drogas, alcohol, o automedicarse. Y tienen mayor riesgo de suicidio.
En conjunto las consecuencias probables, vienen marcadas también por una sintomatología frecuente de desconfianza en la gente, visión negativa de las personas, síntomas de hiperactivación como hipersensibilidad, falta de concentración, irritabilidad, alteraciones en el sueño.
A ello se suman los síntomas de re-experimentación como pesadillas, revivir los hechos traumáticos, y reactivación fisiológica como nerviosismo, taquicardias, sudoraciones, falta de oxígeno, según cada caso.
Suele estar presente el miedo, por ello desencadenan síntomas de evitación, tratando de no querer recordar, o interactuar con la gente relacionada con el drama, los lugares, las actividades y el conjunto de lo que formó parte del suceso traumático.
Todo el complejo de síntomas que puedan afectar a las víctimas, les puede llevar a patologías graves, y cuanto antes se pongan a tratamiento, antes volverán a sentir más calidad de vida.