Con frecuencia educar a los hijos se está volviendo para muchos padres en una pesadilla. Muchos lo van llevando, aprendiendo sobre la marcha, lo hacen lo mejor que saben y que pueden.
Sin embargo para educar dentro de un equilibrio, es necesario tener un cierto tacto, una personalidad mínimamente compensada, y algunas informaciones útiles.
En lo relativo a las exigencias, a veces los padres tratan de imponer unos criterios rígidos, sin atender al desarrollo del niño.
Otras situaciones les llevan a reñir y castigar de forma inapropiada para la falta ocurrida, y entonces repercutirá muy negativamente en el pequeño.
Pueden llegar a desarrollar mucha inseguridad, baja autoestima, escasa confianza.
Afectará a sus relaciones sociales, volviéndose más desconfiado.
Es más fácil que al ir creciendo sea más pesimista y negativo. Incluso desarrollar depresiones.
Y en conjunto los castigos y las exigencias inapropiadas y desmedidas pueden perjudicar los rendimientos presentes y futuros.