La seducción de una forma práctica, se centra en algunas características personales apreciables por los demás, y momentos de la vida y situaciones socioculturales determinadas en un momento histórico concreto.
Si las personas se proponen realizar análisis sobre cual han sido los factores que a uno le llevan a enamorarse de otro, pueden ser infinitas. La globalidad del ser se impone. Lo que importa es estar en circulación y en contextos donde haya con quién.
Es cierto que actualmente en las redes sociales se está multiplicando el potencial de oportunidades. La gente también va aprendiendo a filtrar y finalmente hacer elecciones más afortunadas. Lo que sí importa y mucho es sobre todo lanzarse a vivir más el presente aportando al amor el cultivo diario.
Ya no tiene sentido, como en siglos atrás estar pensando en amores eternos. Porque la sociedad va muy rápido y se transforma todo y apostar por el eterno infinito se convierte en un imposible. Por ello las parejas que perduran y viven más felices son aquellas que dedican tiempo, recursos y esfuerzos para cultivarla. Que ambos se sientan atendidos y acompañados, y formen parte del continuo fluir. Cuando uno sí vive y el otro está apartado, no funciona.
No hay reglas para la atracción, la seducción y el amor, con ello hay que contar. La gran mayoría de personas tienen sus diferencias y peculiaridades y tal vez algo no encaje siempre y en todo momento y lugar, o sí. En los humanos todo es posible.
Hoy para la seducción y atracción los prototipos más deseados, entre otros, son:
La juventud que representa la vitalidad frente a la vejez y la enfermedad.
Sí existen hombres que valoran la experiencia, especialidad y destreza, frente a la mujer novata, inmadura y caprichosa que no sabe lo que quiere y en horas puede dar un giro total. Otras veces no correlaciona edad con madurez.
En las mujeres unas ciertas características diferenciales externas, como las que tienen mucho pecho, caderas, las que van con melena, vestidos o faldas, maquilladas, uñas pintadas, tacones muy altos, y sobre todo, a diferencia de hace unos años que era igualar al hombre, el aspecto que consiga tener un aspecto más femenino. Que emanen sensualidad y erotismo, sentimentalismo, inteligencia emocional y relacional.
También se convierten más atractivas si sumado a lo anterior transmiten seguridad y confianza.
Y a veces algunos hombres las prefieren que no sean muy inteligentes porque les hacen pensar y les cansan, o porque no están a la altura y se acomplejan. Algunos directamente las prefieren más simples y elementales, piensan que así las manejan mejor.
Las mujeres los prefieren con poder y estatus. Si tienen cargos de responsabilidad, de liderazgo, estatus socio-cultural alto y ganan más.
En cuanto a los aspectos de personalidad a veces la seducción y atractivo se activa por la similitud de personalidades y caracteres y otras por la complementariedad. Puede seducir, según a quién, tanto el sentirse iguales, como cuando se perciben diferentes.
Se gustan y funcionan los iguales, sí. Y a veces esa es la trampa, al ser iguales, no se soportan.
Funcionan las parejas complementarias, sí, porque lo que le falta y escasea en uno lo posee el otro. Pueden fallar, sí, porque son tan diferentes, que sienten que no tiene nada que ver uno con el otro y un día descubren ¿que hago yo con este?. O no, porque admira eso, lo que le falta al sí mismo.
Por todo lo anterior, el atractivo y la seducción en cada pareja y cada caso puede venir marcado por una historia vital. Los detalles en los que se fija uno, pueden ser infinitos. Un hombre que había tenido una abuela muy cariñosa. Y se une a una mujer con rasgos parecidos a aquella abuela. Quien lo iba a decir que en la elección de la pareja... hasta influya la abuela...
ASÍ ES...!!! QUÉ NO LO CREES...LA VIDA MISMA...!!!