Los problemas que las personas manifiestan en este ámbito, se relacionan con las experiencias y vivencias que han tenido durante su vida.
Los vínculos que establecieron con sus padres, o figuras familiares que las atendieron en la niñez, repercuten en función de si han sido favorables: amor incondicional, confianza, satisfacción de las necesidades emocionales, apoyo y seguimiento, aceptación y valoración...
O por el contrario las relaciones con los progenitores fueron más complicadas, centrándose más en los problemas de sus vidas, y tal vez sin darse cuenta, todo fue transcurriendo sin prestar al niñ@ toda la atención que precisaba, sin atender a sus necesidades emocionales y escolares, y creando un tipo de relaciones inseguras y amenazantes.
Los vínculos saludables, repercutirán en las vidas favorablemente, crecen con más confianza, pensando en general que la gente es mejor, y fluyen con la independencia y valorando las relaciones a la vez. Saben que las personas también ayudan cuando uno lo necesita y están ahí apoyando.
Y cuando las relaciones desde pequeños fueron inseguras, convivieron con el abandono de su persona, no se sintieron atendidos ni valorados, influyó en el desarrollo de los miedos y la desconfianza, y no se sintieron con sus necesidades psicológicas, atendidas.
Esta falta de apoyo junto a su sentimiento de soledad, les ha ido impidiendo compartir su mundo interior y abrirse a sus necesidades. Sin confiar en las personas, anticipan rechazo y dolor, acabando finalmente cumpliéndose la profecía autocumplidora.
Y como las mentalidades de cada uno, al fin acaban atrayendo a sus vidas las expectativas que sobre la gente tienen, les llegarán personas que confirman su fracaso.
Lo imprescindible en estos casos, es ayudarse de terapia psicológica y superar las condiciones limitantes que les marcaron un futuro de fracaso y soledad...(SIGUE...)