Algunas
personas a veces viven sin tener tiempo para meditar, para pensar. Y sin
querer, pueden confundirse en algunos aspectos básicos.
Se puede llevar
uno consigo mismo y para siempre, los estudios, las pertenencias beneficiosas,
las creencias saludables, los valores esenciales, los hábitos constructivos, los
familiares y los amigos que se lo merezcan, las personas que regalan buenas
energías, amor, bienestar, crecimiento.
Pero para qué cargar en la mochila,
todas las relaciones, ó lo que se van
encontrando en la vida, aunque sea perjudicial o esté bloqueando su evolución y
su calidad de vida.
Así es cómo la gente con frecuencia, se equivoca deseando
llevar siempre junto a ella, asuntos, situaciones y/o personas que la están
perjudicando y la van a fastidiar su día a día.
Y en lugar de pensar
desarrollando la consciencia, y a continuación elegir lo mejor y decidir lo que
sí necesita para su presente y futuro, se mantiene con lo antiguo, con el
pasado bloqueador, negativo, y es justo esto lo que le va a producir todavía
más estancamiento, enfermedad.
El recorrido por la vida es una trayectoria de
crecimiento y evolución, y por un lado parece más seguro aferrarse a lo conocido
(más vale lo malo conocido...) es natural sentirse con ello más habituado y
cómodo.
Pero aferrarse a ello, a ese pasado, en muchas ocasiones implica una
forma de negarse lo mejor, otras realidades y otras circunstancias, es como si
cuando uno mirase hacia lo nuevo o desconocido, implicaría miedo y terror, al
fin lo intuyen como algo paralizante.
De esta forma se van quedando en el
pasado, incluso en muchas ocasiones quedándose con el malestar y el sufrimiento
que vienen arrastrando, permaneciendo allí, durante años.
Por todo ello, sí les
interesa mucho aprender a dejar marchar lo que les trae problemas y que a la
larga se va viendo que no aporta algo a cambio de permanecer en sus vidas.
Las
parejas tóxicas, las amistades que perjudican, los trabajos que anulan el
crecimiento y la autorrealización, los familiares que limitan y coartan la
libertad, sin aportar nada a cambio, ni siquiera lo principal que sería el
amor... ¿Cuál es el sentido actual para que permanezca en la vida de uno? Esa
es la pregunta clave.
Y la respuesta clave, también llegará a continuación. La
oportunidad de renovación surge constantemente. El fluír, lo nuevo, la vida.
Van llegando personas, objetos, situaciones, y las ideas también, es la esencia
de la evolución humana.
Y para conseguir tener esa perspectiva amplia, se
necesita tiempo para reflexionar. Una especial dificultad por tantos estímulos
externos que acechan siempre.
A la gente le conviene organizar y planificar con
determinación unos tiempos para decidir lo que ya no desean en sus vidas. Aquellas
ideas que sirvieron tanto en un momento de sus propias vidas, cumplieron su
propósito y han llevado a la persona hasta el hoy, su presente.
Y desde
entonces, por la ley de la vida, ya han surgido otras diferentes que son
aplicables a su momento actual, muy diferente de aquel pasado, si lo desean ver.
Es probable y obvio que lo nuevo, añade más informaciones, más experiencias,
otras perspectivas.
Tienen a favor de la persona, sumar a lo anterior de su
vida mayor amplitud de oportunidades, facilitando la evolución y el
crecimiento.
Como sugerencia, es clave integrar en el vivir cotidiano una
fórmula aplicable a cada faceta de la vida, esto vale ahora o no, es útil en la
vida o no, qué conviene mejorar para más satisfacción, son pensamientos
constructivos, positivos.
Ir generando una dinámica activa, atenta, despierta.
Desde esa canalización del flujo motivador, es sencillo decidir para elegir lo
más inteligente para el presente.
Así se evitarán fugas de energía. Al estancamiento
personal no conviene darle espacio ni tiempo.
Lo que está en la vida, tiene
que cumplir algunas condiciones, según las preferencias de cada persona, y
entre las más importantes, serán que resuelva y soluciones, de lo contrario
para qué.