Es una enfermedad del sueño, las personas que lo sufren se pueden dormir a cualquier hora del día, interfiriéndole en sus actividades cotidianas.
En general surge en la adolescencia y juventud. La casuística es muy variada, incluso en algunas personas que han tenido algún accidente con traumatismo cranéo-encefálico, y otros casos con la presencia de alteraciones en las sustancias cerebrales, como la reducción de algunas cantidades en la proteína llamada hipocretina.
En la actualidad se considera como una enfermedad idiopática, es decir, de origen desconocido. Suele considerarse también como enfermedad autoinmune.
La persona siente somnolencia, aunque haya dormido lo suficiente, como que le viene una oleada de sueño que no lo puede controlar y se queda dormido allí donde se encuentre. Tienen que tener cuidado porque se pueden caer, o si van conduciendo o trabajan con maquinaria, puede ser muy peligroso.
Pierden totalmente el control sobre su estado mental sueño-vigilia.
Por ello tienen que ser atendidos en los servicios médicos y psicológicos y si fuera preciso, ser medicados.
Afortunadamente la frecuencia de la narcolepsia en la población es muy baja, menos del 0'20 %.
La persona que sufre esta enfermedad, suele padecer también otros trastornos asociados como cataplejía, somnolencia diurna, y suele acompañarse también de imágenes hipnagógicas e hipnopómpicas.
Estas imágenes hipnagógicas e hipnopómpicas las elabora mucha gente en estado normal, antes de dormirse o al despertar, y necesitan estar informados ya que a veces tienen contenidos muy llamativos y asustan al propio sujeto que llega a sospechar de si le ocurre algo raro.
Lo importante es la asistencia terapeútica del neurólogo y/o psiquiatra, y el psicólogo.
Este último para ayudar al paciente a organizar su vida desde un punto de vista funcional, y contribuir a que supere su falta de confianza y de autoestima, así como de otros problemas psicológicos asociados que se le puedan presentar.
En general surge en la adolescencia y juventud. La casuística es muy variada, incluso en algunas personas que han tenido algún accidente con traumatismo cranéo-encefálico, y otros casos con la presencia de alteraciones en las sustancias cerebrales, como la reducción de algunas cantidades en la proteína llamada hipocretina.
En la actualidad se considera como una enfermedad idiopática, es decir, de origen desconocido. Suele considerarse también como enfermedad autoinmune.
La persona siente somnolencia, aunque haya dormido lo suficiente, como que le viene una oleada de sueño que no lo puede controlar y se queda dormido allí donde se encuentre. Tienen que tener cuidado porque se pueden caer, o si van conduciendo o trabajan con maquinaria, puede ser muy peligroso.
Pierden totalmente el control sobre su estado mental sueño-vigilia.
Por ello tienen que ser atendidos en los servicios médicos y psicológicos y si fuera preciso, ser medicados.
Afortunadamente la frecuencia de la narcolepsia en la población es muy baja, menos del 0'20 %.
La persona que sufre esta enfermedad, suele padecer también otros trastornos asociados como cataplejía, somnolencia diurna, y suele acompañarse también de imágenes hipnagógicas e hipnopómpicas.
Estas imágenes hipnagógicas e hipnopómpicas las elabora mucha gente en estado normal, antes de dormirse o al despertar, y necesitan estar informados ya que a veces tienen contenidos muy llamativos y asustan al propio sujeto que llega a sospechar de si le ocurre algo raro.
Lo importante es la asistencia terapeútica del neurólogo y/o psiquiatra, y el psicólogo.
Este último para ayudar al paciente a organizar su vida desde un punto de vista funcional, y contribuir a que supere su falta de confianza y de autoestima, así como de otros problemas psicológicos asociados que se le puedan presentar.