jueves, 3 de octubre de 2013

I CANNOT RESIST MY OWN REALITY


Era una mujer, de cerca de sesenta años, y con los problemas que viene arrastrando este último año, y para lo cuál, de momento no tiene solución. Se alarmaba echándose las manos a la cabeza y con las siguientes reflexiones: Cómo puede ser que en el siglo XXI, en la era de la libertad sexual, de la reconstrucción de parejas  donde muchas personas se complementan y se acomodan a sus nuevas parejas, yo tenga que vivir así, completamente sola, sin poder cultivar un amor¡ Vivir para atender a la abuela (ya bisabuela), y a las hijas casadas. 

Cómo puede ser que siendo una adulta y pareciendo que tengo el mando de mi vida, casi, ahora que me ha salido una pareja, prácticamente tenga que estar pidiéndole permiso a mi madre y mis hijas para poder salir con el hombre que amo. Cómo puede ser que me sienta totalmente atada, que sus comentarios me afecten y me hagan sentir culpable, que me ponga nerviosa y desestabilizada cuando tengo la oportunidad de cenar o dormir fuera, y así un día tras otro, en un atascamiento continuado... 

Pues así es, la dura vida de algunas personas que fueron creciendo para atender y servir al resto de la familia, con falta de afecto y con unas carencias sexuales por desavenencias, problemas con la pareja o directamente viudas, que una vez entradas en años, ya habiendo sacado a los hijos adelante, tengan que pasar lo que se dice, por un desierto, una especial necesidad de compañía, no solo carencias sexuales sino que les aparezca un amor y no puedan atenderlo porque haya unos condicionantes familiares a los que se sienten atadas y creen que transcurridos los años, aún tienen que vivir al servicio y disposición de los familiares. 


Para empezar el amor que estas personas reciben de sus familiares, está en dudas. Un amor muy interesado. Aunque siendo realistas la liberación de esas cadenas afectivas puede llegar a ser más fácil de lo que parece, ya que al observar un poquito más allá se identifica que en estos casos lo que manda es el egoísmo y la manipulación del resto de la familia. 

Es el egoísmo de ser la abuela canguro que cuida de los nietos y la que cuida de la bisabuela. Una vez puestas las cartas sobre la mesa y conociendo la particular dinámica afectiva familiar, sí se descubre que a esta persona la tienen atada por las culpas. Si se mueve o si se presenta ante los familiares con un futuro diferente al que habían pensado para ella, la manipulan emocionalmente para tenerla atada. 


En un proceso de terapia en el que fortalezca su propio "yo", aprenda a manejar sus culpas, la asertividad en relación a la familia, gane en confianza y seguridad en sí misma, podrá disfrutar del nuevo horizonte que se presenta en su vida. Incluyendo en sus relaciones de pareja, su potencial y actividad sexual que era el otro tema muy deseado y que tenía pendiente, y que practicaba en solitario, el autoerotismo¡¡