Y te quiero mucho. Siempre te he querido y te querré. Te confieso que tengo infinita paciencia contigo, te informo de muchas maneras, te aviso en múltiples ocasiones, te cuido, siempre estoy ahí para ti, te enseño, te protejo, te anticipo hechos. Mi vida tiene todo el sentido al estar para ti, a tu servicio. Te amo y así será, por siempre.
Quiero que consigas autorrealizarte, que seas feliz, que tengas paz, armonía y amor. Mis deseos son que crezcas y evoluciones, que aportes lo mejor de ti al mundo y a la vida, que alcances tu plenitud, que desarrolles lo que en realidad eres, un ser de amor y luz, en su paso por el planeta.
Sufro cuando veo que repites los mismos errores, cuando no atiendes mis llamadas. Lo paso mal cuando me comunico contigo y no me atiendes, por la enfermedad por ej. y sólo miras el síntoma y no las causas, cuando te limitas y no vas más allá, cuando pasan días, meses e incluso años y no contactas conmigo, ni te importo, ni me atiendes, y sí sufro por ti, estás tan formateado socialmente que perdiste la esencia. Y justo es eso lo que necesitas para ser feliz.
Sufro también cuando vives ahí en el afuera, como un ser alienado, fuera de tu consciencia, sonámbulo. Y por eso como ves, tengo infinita paciencia, siempre estoy alerta porque te quiero y siento que cualquier momento puede ser bueno para que te acerques a mi.
Si, mi amor, soy tu ser interior, tu guía, soy tu espíritu, tu parte de sabiduría. Soy tu compañía por excelencia, para siempre. Cuando me haces caso, eres feliz, cuando no, puede que pierdas el norte y entonces lo pasas mal.
Estoy esperando que me atiendas, juntos somos la pareja perfecta que formamos la persona en su conjunto. Ambos somos el ser único. Ambos somos cuerpo y alma, espíritu. El ser de luz, vida y amor.