Cuando una persona lo está
pasando mal y se angustia, con temores, desasosiego, malestar, etc... funcionan en su
mente, que suele ser muy compleja, unos mecanismos llamados “de defensa”, para
ir soportando esa angustia, temores y malestar. Es evidente que no es la
solución, y ocurre en consecuencia que si no es “consciente de ello”, su vida
se puede llenar de problemas.
Un mecanismo de defensa
frecuente, se denomina “La Proyección”, por medio del cual, los sujetos
atribuyen a otras personas, situaciones, contextos, los propios sentimientos y
pensamientos. Lo cual es grave en muchas ocasiones. Personas que han tenido problemas con sus progenitores y tienen unos sentimientos negativos hacia ellos, les están proyectando en la pareja actual, y por así decirlo, la pareja está pagando sin tener culpas y sin haber participado en ello, los odios que un hombre tenía hacia su madre.
A veces este mecanismo de proyección es germen del acoso psicológico a la víctima. Por ello, por muchas razones que quiera encontrar para buscar las causas, no están en ella, sino en la mente del acosador.
En conjunto, pueden estar
atribuyendo un sentimiento de agresividad, rabia o ira a personas de su
entorno, o a gente con la que se relacionan, y ante las cuales se defienden y
pueden llegar a enfadarse, sin que la otra persona sepa de qué va la historia.
La proyección atribuye los
sentimientos propios a un “otro” expulsándolos fuera de sí y no reconociéndolos. Este mecanismo,
bastante generalizado, sirve a veces para conocer el interior de las personas,
pues atribuyendo a otros su sentir, al fin lo que muestra es eso, su interior,
sin ser consciente de ello. Hay un dicho popular, entre otros que dice que “cada
uno habla de la feria como le pinta”.
Las personas en estos casos, ponen sus sentimientos fuera y atropellan a quien encuentren en su entorno.