La gente a veces se siente totalmente desesperado cuando rompe con la persona que vivía. No era consciente de lo que implicaba toda la relación. Probablemente había permanecido en ella sin cultivar su propio espacio, y cuando la relación finalizó, directamente se hundió.
Incapaz de hacer algo por sí mism@, a solas, las horas se l@ hacen eternas y no sabe estar sol@ en casa.
Duda de cualquier actividad y siempre está desmotivad@ para todo. La otra persona había significado "el todo" en su vida, una referencia y siempre se había generado una situación de dependencia.
Ahora se siente sin norte, vagabund@, no tiene hambre, ni motivación, ni intereses, parece que al desaparecer "el otro", arrastró con él parte de su vida.
Y ahora la vida no tiene sentido, anda como sonámbul@ y perdid@, sin rumbo. Y así van pasando los días hasta que comienza a salir al mundo, a la vida.
Y en un día de esos, cuando circula sin saber a dónde, ni lo que quiere, aparece en su horizonte una persona. Después de la dosis de vacío y soledad, de los días pasados, se agarra desesperadamente a lo que aparece. Y su mente le engaña, comienza a ver a un ser especial. La persona que andaba buscando.
Progresivamente va magnificando unos detalles, a creer que ese o esa otr@, es una persona maravillosa y a suponer que un nuevo amor ha llegado para él o ella.
Y así en pocos días parece que de nuevo llegó la luz a su vida. Vuelve a ponerse content@, y ya siente la vida solucionada.
Ahora se siente feliz, ya tiene con quién hablar, comer, reírse, y sobre todo, ahora ya "no se siente sol@". Y así durante unos días, semanas, mes, tal vez...?
A partir de ahora comienza el aterrizaje.
Descubre que esta persona a la que ansiosamente se agarró, es una persona con enfermedad de adicciones por ejemplo. Y observa cada día como necesita que le preste dinero para la coca, o el alcohol, o el juego.
Efectivamente, descubre que esta persona necesita, por ej., su dinero para mantener los vicios. Pero con tal de no estar sol@, prefiere mantenérselos. Sabe que en sí mism@ tiene la enfermedad de no soportar la soledad.
Y sabe que si desea seguir viviendo, tiene que ser a cualquier precio.
Un día la pareja necesita más dinero, y tal vez necesite poner un límite. Pero llega el drama. La persona con la adicción comienza a acosarl@, ahora ya no hay remedio, o le paga para todo lo que necesite, o se enfada.
Y descubre que ha caído en un pozo, todo por no aguantar sol@ un poco más hasta saber quién y cómo es, canalizar sus emociones y su vida para encontrar un amor saludable, una pareja gratificante, o no, sencillamente estar feliz a solas.
Ahora descubre que sufre un mal terrible, el horror a la soledad, y necesita estar atad@, aunque sea a su propio verdugo...ahora ya es tarde....!