La ternura es una manifestación y demostración de afecto elevada, entre las personas.
Tiene que ver con dulzura, afecto, sensibilidad, compasión, comprensión, tolerancia. Y sobre todo para poder sentirla y mostarla, compartirla, se necesita un estado de bienestar, cualidades como la sintonía y la paz interior.
La ausencia de afecto y sensibilidad, la prepotencia, la presión, la ansiedad, el estrés, el trabajo bajo presión, dormir poco, el resentimiento, el cansancio, la irritabilidad y la rabia, la incomprensión, la intolerancia, la falta de respeto, la prisa, la agresividad, el enfado, la inseguridad, la falta de autoestima, entre otros muchos factores, son condiciones que interfieren para que la persona, aunque sepa dar un poquito de ternura en sus relaciones, se sienta bloqueada.
Son cualidades humanas, dones que convierten a la persona que los posee en alguien querido y amado, y que es un regalo para las personas de su alrededor.
La suavidad con la que se desplazan y la forma de interactuar con los demás, les facilita gran apertura de puertas y condiciones por parte de otros. Y todo el proceso comunicativo marcado por los colores de la dulzura, fácilmente se expande, no se limita.
Estas bellísimas cualidades, no tienen porqué ser incompatibles con la asertividad, entendida como la capacidad para defender los propios derechos, respetando los de los demás.
Sensible y tierno, no implica limitaciones a la hora de saber posicionarse.
Cuando se aplica en las relaciones con los humanos, desde la infancia, van desarrollando su autoestima, y así van aprendiendo a conocer y exteriorizar sus emociones.
Y desde la infancia se va iniciando el proceso, es el camino para desarrollar valores humanos tan importantes como la comprensión, el perdón, aprender a amar, cuidar de las relaciones, a creer, facilita los aprendizajes de independencia y autonomía.
Las personas que tienen desarrollado el valor de la ternura, tienen gran riqueza de relaciones, dan calidad y calidez a las vidas. Y otorga y posiciona a la gente que lo tiene, en niveles de mayor competencia para afrontar los desafíos de la vida.
Y la ternura al fin se convierte en el principal alimento entre personas, es de lo que están más necesitados, recibirlo de los seres queridos, transforma las vidas en felicidad...